#EditorialUH: Un año sin homicidios

Por Redacción UH

Nos hemos convertido en la nación más soberana, libre y segura de todo el continente americano. En menos de 4 años de Gobierno del Presidente Nayib Bukele, hemos alcanzado 365 días sin sufrir homicidio alguno; se dice fácil, pero era algo impensable hasta hace poco tiempo. Cada uno de esos días, representa una lucha por la vida, un Gobierno que opera para sus ciudadanos y la política de Estado más trascendente de nuestra historia.

Cuando se gobierna se presentan decisiones con múltiples caminos por escoger. Cada uno con sus variables, posibilidades, alternativas y consecuencias y, al tratarse de la vida de los salvadoreños, se necesita un carácter decisivo a prueba de errores. Al Presidente le toca decidir en condiciones de incertidumbre. Una tan sola vida perdida representa un fracaso inaceptable. No habíamos tenido otro Presidente con capacidad para superar la presión a las que las pandillas nos tenían sometidos. Los gobiernos anteriores se quedaban inmóviles y no les importaba que fueran los salvadoreños los que siguieran poniendo a los muertos. No solo se rindieron ante el terrorismo, sino que lo protegieron, promovieron y hasta financiaron. Lanzaron al mercado la seguridad ciudadana y le pusieron a las balas el mismo precio que a los votos.

Cuando se está en medio de las adversidades, ya es tarde para ser cauto. Y Nayib Bukele recibió una nación que requería medidas extremas desde el primer momento. Pero esas medidas tenían que nacer puramente del clamor ciudadano, había que escuchar a la gente, solo los salvadoreños saben verdaderamente cómo es sobrevivir, lidiar y terminar con las pandillas. Decidimos como nación, no escuchar a organizaciones que justifican el terrorismo, a exalcaldes americanos que cobran millonarias cifras para decir que tienen la solución a todo, pero no aportaban nada, ni mucho menos a personajes que nos buscaron vender la idea que solo vía maletines negros podíamos tener contentos a los «homies» y a sus defensores del FMLN y ARENA. Literalmente, así «era la onda va».

Desde afuera buscaron convencer a la gente vía voceros del #PactoDeCorruptos, que se estaba cometiendo un ataque a la democracia, que era mejor como estábamos antes y, que no éramos capaces ni merecíamos tener un país seguro. Los buenos gobiernos se conocen cuando lo que hacen vale más que los que sus opositores dicen. El Plan Control Territorial y toda la operación para la seguridad ciudadana en el Régimen de Excepción se traducen como la prueba por excelencia de esto. Todos sabemos quiénes se quejaron, quiénes son a los que no les conviene la seguridad del pueblo. Los políticos heridos buscan herir a otros. Y en este caso, veían en las pandillas la excusa perfecta para justificar su continuidad en el poder.

Estamos cruzando de forma irreversible la línea entre el pasado y lo que viene. Estamos a empezando a acostumbrarnos a vivir en un país donde impera la ley y la voz del pueblo, se convierte en mandato de Estado. Al desechar al tortugüismo legislativo, e incluir en el proyecto de nación a todos los salvadoreños, incluyendo a nuestra diáspora, somos ahora esclavos de las leyes para poder ser libres. Con esto, cada vez más tocará darle la cara a la exigencia del pueblo; llegamos a tal punto en donde valoramos la estabilidad, pero también sabemos que es condición necesaria, no condición suficiente para las exigencias de los salvadoreños. El único siguiente paso posible, es ponernos —el chip— de que se está construyendo un Nuevo El Salvador. 

Yo percibo que ya hemos entendido que el futuro no nos va a esperar y que nunca vamos a regresar a ese modelo corrupto que nos mantuvo estancados sin tenerla seguridad que merecemos. 

Las cifras no mienten, El Salvador tiene la tasa más baja de homicidios de América. No hay otra nación que haya decidido atacar y erradicar el terrorismo como lo hemos hecho nosotros. A la oposición ya no le importa seguir cayendo en absurdos; cada quien tiene derecho a su opinión pero no a sus propias cifras. 

Ya tenemos un Gobierno que está haciendo su trabajo, una Asamblea Legislativa que pone todo de su parte, y un sistema judicial que ya no libera criminales por orden de cabecillas. Como dijo nuestro Vicepresidente Félix Ulloa: «Ahora sí tenemos un Estado que funciona para la gente». Entonces, como ciudadanos, debemos hacernos la pregunta de: ¿Qué puedo hacer donde estoy hoy? Todos tenemos un rol de ciudadano que fue impuesto desde nuestro nacimiento. Mi consejo, debemos ignorar los ruidos externos para presionar por resultados que mejoren vidas, no olvidar a quiénes han dado la cara por nosotros, y permitirles llegar hasta donde su vocación de servicio público se los permita.

El hecho de que El Salvador, con el historial político que posee, esté logrando consolidarse como el referente en seguridad en el continente significa que las naciones más grandes no tienen excusa para alcanzar, como mínimo, los niveles de seguridad que Nayib Bukele le ha generado a su pueblo. 

Ojalá que este primer año sin homicidios se convierta en una costumbre , en la forma de vida en el futuro de todos los salvadoreños.

Paolo.