#EditorialUH: 2 años sin el #PactoDeCorruptos, Paolo Chica

Por Redacción UH


En las elecciones del 28F, era la segunda vez que votaba, la primera había sido por Nayib y sabía que, hacerlo de nuevo, era lo correcto.

Hace dos años, celebrábamos al remover de sus cargos a aquella clase política corrupta que, desde la Asamblea Legislativa, diseñaron por décadas mecanismos para robarle a los salvadoreños su dinero, su seguridad y sus sueños. Logramos quitarle la Asamblea a una banda de “funcionarios” públicos que no servían más que para detener lo que el pueblo salvadoreño le pidió hacer al Presidente Bukele.

Esa clase política que vio en nuestro pueblo una manera de hacer negocio, de acumular poder y de sentirse intocables ante la ley, jamás vieron un fin en su manera de negociar la democracia. Con cada asamblea que pasaba, los mismos de siempre se sentaban a negociar como se iban a repartir el país. Era el “dame que te doy” más repugnante de la historia. Solo puedo imaginar aquellos diálogos de los jefes de bancada diciéndose unos a otros: “Quedate con el fiscal pero me das al procurador” y otros diciéndose:“Mirá, de cuál champaña querés que ordene para la fiesta navideña”. Así gobernaban y así nos mentían cada día diciendo que los pesos y contrapesos eran la fórmula para tener un mejor país. Se aprendieron tan bien ese guion que sus jefes les ordenaban que lo defendieran tanto como pudieran, pensando que solo así podrían seguir en el poder.

Hoy en día, hay personas a quiénes no les interesa tanto el país como descarrilar al Gobierno y a la nueva Asamblea. Piensan que con su lobby en el extranjero, sus -asambleas nacionales- y la creación de partidos políticos con personajes arcaicos van a poder volver a engañar al país. Eso no va a pasar. El pacto de corruptos no va a lograr quitarnos todo lo que Nayib Bukele y la nueva Asamblea nos han dado. El pacto de corruptos se ha convertido en una oposición sin sentido de Estado que sigue encarnada, porque nunca aceptaron su derrota.

Ahora, tenemos una generación de políticos que generan orgullo, porque los que estaban antes daban vergüenza. De tener a una Lorena Peña que renovaba su closet con fondos públicos, ahora tenemos a Alexia Rivas que incansablemente se está encargando de desenmascarar a los corruptos que nos gobernaban. Pasamos de un Medardo González, quién era un maestro para negociar bajo la mesa los acuerdos más sucios de la historia, a tener a un talento económico como William Soriano, que día a día legisla para que podamos alcanzar el #SueñoSalvadoreño. Sacamos a personajes como Shafick Handal Jr., Benito Lara, Norma Guevara y Martha Evelyn Batres para darle una oportunidad a verdaderos patriotas como Edgardo Mulato, quién lucha porque los derechos de los trabajadores sean respetados, tenemos ahora a Marcela Pineda dando cátedras jurídicas en las plenarias en contra de los argumentos falsos de la oposición. Está también, el diputado José Urbina, peleando junto al Ministro Alabí para que más salvadoreños puedan recibir los servicios de salud que merecen. No puedo dejar de mencionar al diputado Raúl Castillo, quién cada vez nos da cátedra de cómo se pueden hacer las cosas bien, manejándose siempre con respeto y distinción.

Y nuestro Presidente, quién es el verdadero autor de esta historia, sabe hacer las cosas tan bien que logró ver como la actual embajadora, Milena Mayorga era la voz del pueblo en la legislatura pasada. No solo reconoció su valor, lucha y compromiso sino que la llamó a servir en el Gobierno de todos los salvadoreños. Pasó de ser una diputada honesta a una embajadora ejemplar. Es la embajadora de todos los salvadoreños.

Y llevando la bancada más grande de la historia, la más numerosa, la más efectiva y la más humana, cierro esta columna con una mención especial a Christian Guevara por ser el diputado que hace que las cosas pasen. Organiza, lidera, escucha y se encarga de que los mandatos del pueblo se conviertan en ley. Él marca el ejemplo en la bancada de cómo olvidar las actitudes de capataz legislativo y ser más servidores de la nación.

Pero para que este proyecto de país, liderado por el Presidente Bukele, pudiera llevarse a cabo, había que tener a un Presidente de la Asamblea honesto, generoso y verdaderamente comprometido. Ese líder se llama Ernesto Castro y es sencillamente el mejor líder que nuestro pleno haya tenido. Gracias a él, las cosas han ido saliendo.

No queda más que felicitar al pueblo salvadoreño por su decisión de tomar las riendas de su propia historia, eligiendo a la que se ha convertido en la legislatura más efectiva de todas las democracias.

Gracias Diputados, ojalá algún día llegue a aprender cómo servir a los salvadoreños, como lo hacen ahora ustedes.

Paolo.