En una de las escenas clave de la película «El mago de Oz», la actriz Judy Garland caminaba por un camino junto a su perro Toto y cientos munchkins, los enanos de la historia de L. Frank Baum. Pero algo mucho más turbio se escondía tras la pantalla, durante su rodaje, según las memorias publicadas por el exesposo de la actriz y de las que se hace eco «The guardian».
«Los actores que interpretaban a los munchkins hicieron miserable la vida de Judy en el set, la tocaban debajo del vestido», escribió Sid Luft en «Judy y yo: Mi vida con Judy Garland». «Tenían sobre 40 años y pensaron que podían aprovecharse de ella y salirse con la suya porque era pequeña».
Garland tenía 17 años cuando hizo la cinta, que a menudo aparece entre las películas más influyentes de todos los tiempos. Se casó con Luft en 1952; tuvieron dos hijos antes de divorciarse en 1965, cuatro años antes de su muerte. Luft murió en 2005.
No es la primera vez que alguien critica el comportamiento de los actores que interpretaron a los munchkins. En 1967, Garland dijo sobre ellos que «eran unos borrachos».
Bert Lahr, quien interpretó a León Cobarde, corroboró las declaraciones de la actriz: «Muchos munchkins se ganaban la vida mendigando y prostituyéndose».
