Investigaciones archivadas años atrás por la Fiscalía General de la República revelan poco a poco como los partidos políticos ARENA y FMLN pusieron en vilo la vida de sus simpatizantes a manos de las pandillas, en su búsqueda del poder político.
Por el lado de ARENA, figuras como Jorge Velado, Norman Quijano, Salvador Ruano y Paolo Lüers (este último se unió a los Johnny W. Sol y Juan Valiente para formar Nuestro Tiempo), se reunieron con los principales cabecillas del país para ofrecerles beneficios económicos, políticos y jurídicos a cambio de votos.
Desde la izquierda el casi extinto FMLN, aprovechó su paso por el gobierno central para beneficiar a los pandilleros con fiestas en los centros penales, apertura de señal en las cárceles, libres visitas íntimas y traslados de peligrosos cabecillas a penales de menor seguridad.
Ambos bandos ofrecieron un paraíso político a las estructuras criminales, sin importar el precio que tuviesen que pagar con tal de llegar al poder, poniendo en riesgo la vida de sus simpatizantes, que, inocentemente, dieron su apoyo a estos partidos políticos, todo esto, porque les realizaban promesas que nunca llegaron a concretarse.
Los problemas internos, evidentes a la luz pública, provocaron una profunda separación en la derechista ARENA, donde se utilizaron fondos del Estado para crear un pequeño grupo, apéndice, denominado Nuestro Tiempo.
Aquí, en el transcurso de la política reciente, la «renovación» ofrecida por Nuestro Tiempo incluye a un injerencista alemán, columnista de un periódico impreso del país y quien asesoró a las pandillas en el pacto de Norman Quijano con esas estructuras, Paolo Lüers.
Las acciones del extranjero violentan la soberanía política de El Salvador, llegando incluso a considerar sus declaraciones y actitudes como injerencia extranjera, provocando la remoción de los derechos adquiridos, y la aplicación de leyes internacionales.