Última Hora SV, entrevistó a Dina quien nos relató su odisea en la sala de emergencia del Hospital Rosales, pacientes tirados en el suelo esperando pasar a observación o sentados en sillas nada comodas esperando una camilla, esto demuestra la crisis que pasan los salvadoreños para ingresar a hospitalización en ese nosocomio.
Dina nos relata su historia…
Perdí el trabajo hace seis meses, perdí mi seguro social. Nunca me imaginé que me enfermaría y que tendría que pasar consulta en ese lugar donde muchos dicen que un paciente pasa horas sin ser atendidos, lo viví en carne propia. Si estoy hablándoles de la sala de emergencia del hospital Nacional Rosales.
Llegue con fiebre, dolor de cuerpo, vómitos y hasta dolor de cadera por mi insuficiencia renal; eso fue martes a las 8:30 de la noche.
Pasaron tres horas, hasta que escuché mi nombre Dina (nombre ficticio de la paciente del hospital Rosales) sentí alivio, pensé que pronto estaré bien. Más no sabia que mi tortura iniciaría en ese momento.
Me hicieron varios análisis, tuve que esperar los resultados otras horas más en la zona de los consultorios. Ya habían paciente en camillas con sueros y pacientes esperando las indicaciones para pasar a la sala de observación, pero habían dos en el suelo su estado de salud no permitía estar en esas sillas duras.
Amaneció, una brisa helada me indicaba que ya era miércoles. A las 6 de la mañana me leyeron los resultados, había una infección en las vías urinarias, los problemas de IRC habían incrementado mis dolencias y por si fuera poco tuvieron que hacerme un electrocardiograma, todo indicaba que me pasarían al área de observación más tiempo.
Me mandaron a esa área, me advirtieron los médicos internos y las enfermeras que tenía que tener paciencia para que hubiera un cupo y ser trasladada a ese lugar.
Dos noches pasé en una silla de emergencia del Hospital Nacional Rosales, estaba saturado. Una enfermera comparó esa área con el mercado central por la conglomeración de pacientes.
¿Dónde está la dignidad de los usuarios del sistema de salud público? Pagamos nuestros impuestos, pero no los veo en este nosocomio.
Hasta el tercer día pude conseguir una camilla, los pacientes parecíamos aves de rapiñas tratando de conseguir una camilla para descansar mejor, mientras cumplíamos con los medicamentos.
En esa sala había alrededor de 49 pacientes y tiene la capacidad para 17 personas.
Hice una foto y una doctora me cacho, me grito y amenazó con quitarme el celular, ¿con qué autoridad podría ella quitarme el aparato? Pero hice la foto que habla por sí sola.
Las autoridades de salud dicen que están abastecidas las farmacias de los hospitales. En el Rosales no parece así, hace falta medicinas básicas para pacientes con enfermedades crónicas como: iberastan, carvedilol, entre otros.