«La honradez y la austeridad es lo que nosotros queremos que sea la marca que identifique a esta legislatura». Con esta frase lapidaria, el presidente de la Asamblea Legislativa, Norman Quijano, dejó claro que no permitirá más derroche de los fondos públicos en ese Órgano del Estado.
Quijano destacó que cuando le preguntaron que si iba a haber un coctel (en la sesión solemne) y que si iban a destinar 20 mil dólares para las viandas y todo lo que ha criticado la ciudadanía, sus instrucciones fueron precisas: «Solo les vamos a tener ‘agüita’ a los invitados especiales, su botellita de agua y su vasito para el que pueda tener donde apoyar un vaso, pero no hay gasto. Tal vez a una casa de café podríamos llegar, pero eso sale de los recursos propios», dijo y destacó que se acabaron vino, wisky y banquetes.
«Aquí no hay vino, aquí no hay wisky, aquí no hay banquetes servidos, aquí, en este lugar, se ha acostumbrado que los diputados vienen a la presidencia y aquí se sirven los grandes banquetes, ahora no hay nada de eso, ahora es austeridad la palabra que prevalece aquí», finalizó.
Durante todas las gestiones anteriores en la Asamblea Legislativa la característica principal ha sido el despilfarro de los recursos públicos en viajes, vehículos de lujo, alimentación, telefonía, seguro médico, entre otros privilegios de los que han gozado los parlamentarios, sin distinción del partido político al que han pertenecido.