El reconocido abogado Nelson García afirmó que si los magistrados del Tribunal Supremo Electoral (TSE) deciden cancelar a Cambio Democrático (CD), sabiendo perfectamente que lo prohíbe el artículo 47 de la Ley de Partidos Políticos, cometerán un delito social, conocido como de «alta traición a la patria».
Sin embargo el profesional del derecho aclaró que si bien este delito no está contemplado en la Constitución de la República, es la sociedad la que se encarga de castigarlo.
«Ellos van a caer, entre más se tarden en un delito histórico, que los va a tener como unos mamarrachos para toda la historia, incluso que trasciende, eso es peor que la pena de muerte. Es un delito social, cuando se atenta contra la comunidad la historia se encarga de juzgarlos», dijo.
García añadió que es un delito de alta traición, porque estarían atentando contra el juego democrático y porque juraron cumplir Constitución, «que es el asta que sostiene a la patria; entonces si esa asta la carcomen con sus actitudes están atentando contra la existencia de la democracia», enfatizó.
El abogado recordó que antes estaba consignado en la Constitución que se prohibían las ideas antidemocráticas y totalitarias, «pues estas no son ideas, son hechos antidemocráticos y totalitarios», reiteró al referirse a la posibilidad de que los magistrados del TSE insistan en inhabilitar al CD para que participe en las elecciones presidenciales del próximo año.
García sostuvo que los titulares del ente colegiado podrían insistir en cancelar el CD, porque son parte de los partidos políticos que tienen un común denominador, «que es haber convertido al Estado en un modus operandi de la clase política».
También reiteró que el artículo 47 de la Ley de Partidos Políticos es más claro que el agua en que no se puede cancelar ningún partido cuando tiene al menos un diputado.
Finalmente hizo un llamado a la decencia intelectual y al compromiso que tienen los magistrados del TSE de ostentar un título universitario, «que no les permite pasar por tontos ni hacerse los tontos y aprovecharse del principio de autoridad, que es el único que les da la razón, porque loa verdad no la tienen».