Tras no obtener una respuesta favorable del gobierno de Estados Unidos sobre su condición de inmigrantes, cientos de estos, optaron por abandonar el albergue de Piedras Negras, en el norteño estado Coahuila, para lanzarse a una nueva travesía en la que algunos han sido detenidos por agentes estadounidenses o por la policía mexicana.
Varios de estos migrantes de origen centroamericano, luego de abandonar el albergue, se han lanzado a cruzar el Río Bravo, que divide a las dos naciones norteamericanas.
«No miramos avances del gobierno mexicano (para entregar visas). Pronto nos van a echar de aquí y no tenemos a dónde ir. Si no es hoy será mañana pero sí nos vamos a tirar por el río”, dijo Sofía Cardona, una migrante hondureña que salió de su país este año tras el asesinato de su hermano a fines del 2018 y amenazas de muerte en su contra, según destaca una publicación de Reuters.
Según la agencia de noticias, testigos de Reuters observaron esta semana cómo incrementó el número de personas que intentaron cruzar el Río Bravo, una frontera hidrográfica de unos 1,800 kilómetros, para acceder a Estados Unidos. En algunos casos eran detenidos por agentes estadounidenses o bien devueltos a México por la policía.