José Douglas Martínez Portillo fue asesinado el 11 de marzo de 1994 en el centro de San Salvador, exactamente en la Plaza Gerardo Barrios. En un país con más de 10 homicidios diarios, su caso no llamaría la atención excepto porque su homicida es un hombre que ahora dice ser un defensor de los derechos humanos: Guillermo Antonio García Bernabé.
García fue condenado a 12 años de prisión un año más tarde, por el homicidio doloso de Martínez. Aparte del asesinato, también por el delito de Robo Agravado en grado de tentativa. En 1998, sus abogados lograron con éxito reducirle a 6 meses su pena por robo, pero la Corte Suprema de Justicia ratificó la condena de 10 años por Asesinato, según queda constancia en el Diario Oficial del 12 de marzo de 1999.
Después de salir de prisión, García Bernabé estudió derecho y se graduó como abogado. Unos años después, su vida daría un giro radical al pasar de ser un convicto condenado por asesinato a ser un jurídico encargado de la defensa de los derechos humanos de los salvadoreños en la PDDH.
A pesar de su pasado, fue contratado por la anterior procuradora, Beatrice de Carrillo como motorista, pero fue bajo el mandato de Óscar Luna y de David Morales que tuvo un ascenso meteórico en la institución: pasó ser de motorista ganando $600, luego a colaborador en el área legal y después le dieron la plaza de Jurídico con un sueldo de $1,210 mensuales.
García también fue ascendiendo en otro lado, en el sindicato de la PDDH, conocido como Seprodehes, donde ocupa el cargo de secretario de Comunicaciones y desde donde ha lanzado fuertes criticas y convocado a protestas en contra de la actual gestión.