El sol volvió a salir para alumbrar nuevamente, pero eso no bastó para iluminar el día de Ely Ramos, una inmigrante salvadoreña que tras el gane del magnate Donald Trump como presidente perdió la fe de poder continuar trabajando para sus hijos en el país del “sueño americano”, que hoy por hoy ya se torna más que un sueño, una pesadilla.
“Creo que mis días en Estados Unidos están contados. He perdido las esperanzas de poder quedarme aquí y yo solo pienso en mis hijos, si me sacan de este país no sé qué les voy a poder ofrecer a ellos”, comentó a Última Hora SV.
Ramos tiene tres años de haber llegado a tierras estadounidenses después de haber pasado ilegalmente una de las fronteras tras varios intentos y luego de haber agarrado el valor necesario para dejar a sus tres hijos en su humilde vivienda ubicada en Chilanguera, San Miguel.
“Se me partió el corazón el dejar a mis hijos, pero más se me partía cuando no tenía nada qué ofrecerles a la hora de comer”, dijo la mujer de 38 años de edad, al justificar su partida hacia el norte, en donde se ubicó en la ciudad de Los Ángeles, en el Estado de California.
De acuerdo a Ramos, el 8 de noviembre de 2016 quedará marcado en ella, por sentir tanta impotencia en el tema de las elecciones de Estados Unidos, por haber temblado en el interior de su apartamento al enterarse del resultado oficial: Donald Trump, presidente.
“Me dio un escalofrío. No lo podía creer, en ese momento quisiera haber marcado un millón de papeletas a favor de Hillary Clinton, porque como dicen por acá del más malo el menos peor, porque al menos ella no fue tan clara en decir que nos echaría de su país”, explicó.
“Hoy solo me toca esperar qué es lo que sucede, qué piensa hacer al llegar a la presidencia el señor Trump”, concluyó.