Cada segundo martes de noviembre del año electoral, los estadounidenses se hacen presentes para escoger a su próximo presidente.
No obstante, el proceso e incluso la forma de llenar las papeletas es diferente en comparación con América Latina. En El Salvador, por ejemplo, se marca con una cruz. En Estados Unidos se rellenan los círculos, que no sólo representa la candidatura presidencial, sino también da la oportunidad al votante de escoger enmiendas, aprobar leyes (pena de muerte, legalización de la marihuana, entre otros).
Además, a diferencia de los países hispanoamericanos, la elección presidencial no es por voto popular. Cada estado del territorio estadounidense tiene una cantidad de votos electorales, y el candidato que obtenga al menos 270 de los 538 en juego, se convierte en el gobernante del país.
Es de mencionar que a cada estado se le concede una cantidad de votos electorales de acuerdo a la cantidad de pobladores que tiene. Así California, el territorio más habitado, posee 55 votos, mientras que los menos poblados como Delaware, tienen tres votos.
Por eso, Hillary Clinton, candidata por el Partido Demócrata, y Donald Trump, por el Partido Republicano, este día están jugándose la presidencia de su país, apostándole a los estados clave, tales como: Texas, California, Florida, Carolina del Norte, entre otros.
