La pequeña recibió más balazos que los años que tenía cumplidos. Un total de 5 balas en su pequeño cuerpo. Ella sólo tenía 4 años y de lo único que era responsable era de ser el orgullo de sus padres. A la par estaba el cadáver de su madre y el de un vecino menor de edad. A unos metros estaba el cadáver del padre. Toda una familia borrada con sangre y pólvora. El agravante es que las víctimas eran una agente policial y su familia. Un crimen que hubiera sacudido hasta los cimientos a cualquier sociedad que no estuviera tan acostumbrada a la violencia, que hubiera puesto en alerta a las autoridades, especialmente a las involucradas en seguridad y justicia. Pero nada de eso pasó. Nada.
No hubo un pronunciamiento tajante de la Fiscalía, como lo ha habido en otros casos sin ninguna relevancia para el país, excepto cuando hay un fin político atrás. La Fiscalía se ha pronunciado con mucha mayor dureza en el caso del “Juicio del Meme”, donde unos jóvenes son acusados de hacer parodia de un medio de comunicación; y en contra del alcalde de San Salvador, Nayib Bukele, a quien acusó de haber llamado “bruja” a una concejal del FMLN.
La Fiscalía malgasta sus recursos en casos insignificantes, en tratar de juzgar a los Millennial de este país porque algo que es el pan de cada día en países más civilizados: que la gente se manifiesta a través de memes en redes sociales. Y lo único que ha logrado con esto es perder la buena imagen que la institución se había labrado en esta gestión, cuando sin parangón históricos se había abierto caso contra 3 ex presidentes de la República acusados de malversación de fondos.
La Fiscalía debe de enfocarse en no seguir perdiendo casos que sí son relevantes como sociedad y que aplacarían un poco la sensación de impunidad que reina el país. La institución no se puede dar el lujo de que “Medio Millones” sigan saliendo libres o que casos como los del “Gordo Max” no se caigan por un mal trabajo o que pactos obscuros como “La Tregua” queden sólo en llamaradas efímeras. Incluso, en los casos como Tony Saca y Mauricio Funes queda el sinsabor de que se trata de revanchas políticas y no de verdaderas búsquedas por acabar la corrupción.
En el “Juicio del Meme”, no hay ni habrá victoria ni mediática ni jurídica para la Fiscalía. Lo más probable es que pierda debido a que a todas luces se ha demostrado en el camino que es un caso sin ningún sustento, que es simplemente el berrinche de un sector poderoso que tiene miedo de perder lo que por décadas ha tenido bajo su control: el del monopolio de la verdad. Y si gana, será la peor derrota para el sistema judicial salvadoreño y la Fiscalía. Porque la peor derrotada será la libertad de expresión.
La sociedad salvadoreña está cansada de la impunidad. Queremos que esta gestión de la Fiscalía sea recordada por hacer justicia en los horrendos crímenes contra las mujeres, queremos justicia en cada uno de los casi 60 casos de policías y militares asesinados en este año. Pero la Fiscalía jamás va ganarse el respeto siguiendo juicios por manzanas y mucho menos persiguiendo a los que ponen memes en Facebook.
Queremos un país que juzgue a criminales, asesinos y corruptos, no un país que juzgue a sus millennials.