Después de que fracasara su intento para modificar el sistema de salud de Estados Unidos, el gobierno de Donald Trump ha virado su atención hacia la reforma fiscal.
Trump y el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, dijeron el viernes que el gobierno se concentrará ahora en lograr que el Congreso apruebe la iniciativa para una amplia reforma fiscal.
Trump emitió sus declaraciones después de que los republicanos en la Cámara de Representantes se vieron forzados a cancelar la votación de su proyecto de ley para revocar y sustituir la Ley de Salud Asequible debido a que no contaban con suficiente apoyo para su aprobación.
“Quiero decir que posiblemente comencemos a ir con mucha firmeza por grandes reducciones impositivas y una reforma fiscal. Es lo que sigue”, declaró Trump tras la debacle en el Congreso.
Aunque la decisión de los republicanos de retirar su propuesta de salud podría ser una señal ominosa para los recortes de impuestos y el resto de la agenda legislativa de Trump, el presidente mostró mayor optimismo al afirmar: “Ahora vamos por la reforma fiscal, lo que siempre me ha agradado”.
Horas antes, Mnuchin dejó entrever que la reforma fiscal podría ser más fácil de impulsar en el Congreso.
“El sector salud es un asunto muy complicado”, señaló Mnuchin. “Hasta cierto punto, la reforma fiscal es bastante más simple”.
En una entrevista matutina, Mnuchin señaló que en los últimos dos meses había supervisado los trabajos sobre la medida que el gobierno presentará pronto al legislativo.
Afirmó que el propósito es todavía lograr para agosto la aprobación legislativa de la iniciativa fiscal. Pero si el plazo se demora, el funcionario dijo esperar que la aprobación se logre en el otoño.
El secretario de prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, reconoció que el plazo de agosto es “ambicioso” para una iniciativa amplia y complicada, pero señaló que es un objetivo al que el gobierno “intentará apegarse”.
La periodista de The Associated Press, Darlene Superville, contribuyó a este despacho.