En dos semanas, Estados Unidos no tendría un solo embajador en ejercicio en el mundo. Es lo que ha ordenado el presidente electo, Donald Trump, que rompe así con una tradición de la diplomacia estadounidense en la cual los enviados ante el mundo no son sustituidos de inmediato.
Es una decisión que ha sido anunciado este viernes por su equipo de transición y que deja a Washington sin sus representantes en un momento en que procede a un cambio sustancial en la presidencia. La decisión ha dejado estupefactos a medios diplomáticos dentro y fuera del país, porque hasta ahora los embajadores, incluso, eran los encargados de presentar a los nuevos mandatarios ante los gobiernos acreditados. Ahora esa tarea queda relegada a un segundo plano, ya que será llevada a cabo por los encargados de negocios, los segundos al mando en las embajadas.
Países importantes y aliados estratégicos de Estados Unidos como el Reino Unido, Canadá, México, Japón, China, Francia, Italia, Israel, Arabia Saudita, por ejemplo verán partir los embajadores de Washington prácticamente sin tener tiempo de despedirse, porque Donald Trump ha decidido que todos deben renunciar cuando él asuma la presidencia, sin que importe que sean diplomáticos de carrera o nombramientos políticos.
Pero la decisión no afecta a la embajada en La Habana, donde el embajador nombrado, Jeffrey DeLaurentis, no ha sido confirmado por el senado por lo cual ejerce como encargado de negocios.
Inicialmente, el presidente Barack Obama había ordenado esta semana la renuncia de todos los embajadores políticos, de modo a dejar espacio para que la nueva administración republicana nombrara los suyos, casi siempre grandes contribuyentes de la campaña presidencial del mandatario entrante. Pero, aparentemente, Trump ha extendido a esas instrucciones a todos ellos, incluyendo los embajadores de carrera a quienes nunca se habían sustituido en un proceso de transición.
“Algunos de los embajadores están corriendo, pensaban que iban a poder continuar algún tiempo en sus puestos. Pero se han resignado y están buscando rápidamente como mudarse, encontrar casa y escuela para los chicos”, dijo a la revista Politico, un funcionario del Departamento de Estado que pidió el anonimato.
Esto crea un problema inmediato. Obliga a la nueva Casa Blanca a nombrar embajadores quienes deben ser confirmados por el senado. Pese a la existencia de una mayoría republicana en la Cámara Alta, no hay garantías de que el proceso de confirmación sea suave porque los senadores van a estar muy ocupados buscando informaciones sobre los nombrados para poder hacerles preguntas durante las audiencias.
Además, todavía dependen de los demócratas para marcar las fechas de las audiencias en el Comité de Relaciones Exteriores. Según la Asociación del Servicio Exterior de EEUU (AFSA), una sindicato que representa a los diplomáticos, existen 188 posiciones de embajador disponibles, que ahora deberán ser llenados, primero nominados y después confirmados.
“Es una tarea por lo menos para los próximos seis meses. Nos quedamos sin embajadores en un momento crítico en términos de seguridad regional e internacional, lucha contra el terrorismo y el narcotráfico”, dijo a Diario Las Américas, un diplomático estadounidense que también abandonará su puesto en un país latinoamericano, pese a no ser embajador.
Es más, “esto es un indicio de que algunas cosas cambiaran en nuestro servicio exterior. Muchos países se estarán preguntando ahora como serán sus relaciones bilaterales”, agregó.