Tal parece que el presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, puso fin a la política de deshielo entre las relaciones diplomáticas de Estados Unidos y Cuba, tras la muerte del expresidente cubano Fidel Castro.
Trump respecto a la muerte del líder de la revolución cubana declaró: «Hoy el mundo marca la muerte de un brutal dictador que oprimió a su propio pueblo por cerca de seis décadas. El legado de Fidel Castro es un legado de escuadrones de fusilamiento, robo, sufrimiento inimaginable, pobreza y la negación de los derechos humanos fundamentales».
El mandatario electo también marcó en sus palabras: «Mientras Cuba sigue siendo una isla totalitaria, mi deseo es que este día signifique alejarse de los horrores que han durado demasiado e ir hacia un futuro en el que el maravilloso pueblo cubano finalmente viva en la libertad que tanto merece».
Con la muerte de Castro se propicia un escenario para que Trump pueda ejercer la cancelación al acuerdo unilateral instaurado por Barack Obama hacia la isla, que permitía acercar políticamente a Estados Unidos y Cuba.
«Haremos el acuerdo que se merece la gente que vive en Cuba y aquí, que proteja libertades políticas y religiosas», dijo el magnate durante el último discurso que dio en Miami Florida, antes de las elecciones del 8 de noviembre.