La red de trata de menores en la que participaba el Alejandro Maximiliano González, conocido como el “Gordo Max”, de 46 años, Luis Marroquín, de 58 años, Ernesto Regalado O’Sullivan, de 53 años, y Enrique Arévalo, de 50 años, realizaba los tratos de prostitución infantil a plena vista de todos en centros comerciales reconocidos.
Según un informe de la Policía Nacional Civil (PNC), su modo de operar comprendía en la oferta y demanda de las víctimas a través de contactos telefónicos. Una vez contactadas las víctimas por sus “clientes”, eran llevadas a diferentes moteles, hoteles y casas particulares en las cercanías de los centros comerciales donde se materializaba la remuneración de actos sexuales o eróticos.
Las investigaciones sobre esta estructura criminal comenzaron hace más de 4 años y se ha ido desarticulando en tres fases en los años 2012, 2013 y 2014.
Los cuatro acusados están siendo procesados por el delito de remuneración por actos sexuales o eróticos.