Durante una entrevista, la reconocida abogada y analista política, Tahnya Pastor, afirmó que los Acuerdos de Paz fueron pacto de impunidad entre las partes.
«Con un decreto no se borra la historia y no creo que la intención de la Asamblea sea esa. Reconocer a las víctimas es saldar una de las tantas deudas con ellas. Los acuerdos de paz fueron acuerdos de impunidad entre las partes», manifestó la jurista.
Durante décadas, ARENA y FMLN fueron las principales fuerzas políticas de El Salvador, teniendo sus inicios en la guerra civil de El Salvador, el partido de izquierda comenzó siendo un grupo armado que «luchó» contra la oligarquía de El Salvador, mientras que ARENA como contraparte fue fundado como un partido de extrema derecha que protegía los intereses de los empresarios salvadoreños.
Sin embargo, en marzo del año 1931 la amnistía incondicional y absoluta decretada por la Asamblea Legislativa no sólo tuvo el propósito de anular el informe de la Comisión de la Verdad e impedir que se cumplieran sus recomendaciones, sino que además se convirtió en un verdadero impedimento para la investigación y sanción penal de aquellos crímenes ocurridos durante tal conflicto.
Así, como resultado que, a la fecha, ninguno de los autores de esos delitos ha sido investigado, juzgado y sancionado adecuadamente por el sistema judicial salvadoreño; y, por tanto, las víctimas tampoco han sido reparadas satisfactoriamente, de ninguna manera.
El Salvador tiene deudas históricas pendientes desde los Acuerdos de Paz y la justicia para las víctimas de las graves violaciones a los derechos humanos, es una de ellas.
La crisis de inseguridad que en la actualidad sufre la sociedad salvadoreña es producto de la cultura institucionalizada de impunidad de los crímenes del conflicto armado.