Cuarenta años después de que se abrieran las puertas de una lejana galaxia que revolucionó el cine, la saga “Star Wars” afronta su espléndido futuro encumbrada como un descomunal fenómeno de fans y como una extraordinaria e imparable máquina de hacer dinero.
El 25 de mayo de 1977 se estrenó “Star Wars” (posteriormente Episodio IV – Una Nueva Esperanza) la primera película del universo ideado por George Lucas y que con Harrison Ford, Mark Hamill y Carrie Fisher como protagonistas arrasó en la taquilla casi contra todos los pronósticos.
Ya en su tercera trilogía y con millones de apasionados seguidores en todo el mundo cuesta pensar que “A New Hope” no fuera un éxito garantizado, pese a que a primera vista todo apuntaba a un fracaso mayúsculo para el director de “American Graffiti” (1973).
Lo cierto es que la trama de “Star Wars” con su mezcla de humanos, robots y todo tipo de criaturas resultaba bastante incomprensible; los diálogos y el guion dejaban mucho que desear; y el reparto, en fuera de juego ante las decisiones de Lucas, no sabía muy bien a qué atenerse.
“George tenía una visión tan clara en su cabeza de lo que quería que tratar de sacar eso de un actor era un poco una molestia”, dijo con sarcasmo Harrison Ford, según el libro “George Lucas – A Life” (2016) de Brian Jay Jones, mientras que Mark Hamill fue aún más tajante: “Tengo la leve sospecha de que si hubiera una manera de hacer películas sin actores George lo haría”.
Aunque por lo disfuncional del rodaje pudiera pasar desapercibido, había método en la locura de Lucas y en ese pastiche de aventuras, romances, humor, persecuciones espaciales, wéstern sideral y culebrón galáctico que daba forma a “Star Wars”.
Lucas estaba cansado del Nuevo Hollywood de los años 70 y sus pretensiones artísticas y narrativas, de la violencia y el sexo en la gran pantalla, de la confrontación social y cultural en Estados Unidos por la guerra de Vietnam.
“Todos sabemos, como cada película hecha en los últimos diez años muestra, lo terribles que somos, cómo hemos arruinado el mundo, lo idiotas que somos y lo podrido que está todo. Y yo dije: ‘Lo que necesitamos de verdad es algo más positivo’”, argumentó el realizador.
Su aportación fue “Star Wars – A New Hope”, una película que apelaba al cine como gran espectáculo escapista y apto para todos los espectadores, especialmente niños y adolescentes.
La respuesta del público no pudo ser mejor: “A New Hope” es la segunda película más taquillera en la historia del cine en Estados Unidos, con los datos de recaudación ajustados a la inflación, tan solo por detrás de “Gone with the Wind” (1939).
La cinta de Lucas también fue pionera en el perfeccionamiento de los efectos especiales y el sonido Dolby Stereo en el cine, aunque quizá donde dejó su huella más duradera fue en la comercialización de “merchandising” y la creación de todo un fenómeno fan alrededor de “Star Wars”.
Cuatro décadas después de su aparición las espadas láser, la respiración de Darth Vader, el equilibrio de la Fuerza o el Lado Oscuro forman parte de la cultura popular.
Al margen de las películas hechas y las que están por venir (en diciembre se estrenará “Star Wars: Episode VIII The Last Jedi”), la saga ha dado para libros, cómics y series de animación como “Star Wars Rebels” y “Star Wars: Clone Wars”.
“Los fans están contigo en los buenos y en los malos momentos. Son más comprensivos que mi propia familia, porque ellos me critican todo el tiempo”, bromeó Hamill durante la última Star Wars Celebration, la convención dedicada a “Star Wars” que este año se celebró en Orlando (EE.UU.) y que congregó a miles de seguidores.
Ahí se pudo comprobar que la saga sigue reclutando adeptos entre los más jóvenes y que actores como Daisy Ridley o John Boyega, dos de las últimas incorporaciones de “Star Wars”, ya figuran entre los nuevos ídolos del público.
Impulsada por el músculo financiero y creativo de Disney, que en 2012 compró a George Lucas los derechos de explotación de la saga por 4.000 millones de dólares y que con “Star Wars: The Force Awakens” (2015) logró un sonoro aplauso de críticos y fans, no hay ningún indicio que apunte a que la fiebre por “Star Wars” vaya a remitir pronto.