Se conmemoran 37 años del asesinato de Mons. Romero

Por Redacción UH

Hoy se cumplen 37 años del martirio de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, asesinado de un balazo en el corazón, disparado por un franco tirador al finalizar la tarde, mientras oficiaba una misa en la capilla del hospital Divina Providencia, en la colonia Miramonte, de San Salvador.

El ahora beato Romero, cayó gravemente herido al pie del altar, y aunque fue auxiliado, de inmediato, por sus colaboradores cercanos, murió cuando era llevado a un hospital privado para intentar salvarle la vida.

Aquella bala asesina destrozó su corazón, un corazón cuyo delito fue denunciar las injusticias cometidas por el régimen en contra de los desposeídos.

Tras conocerse los primeros reportes periodísticos por medio de la radio, se comenzó a generar un sentimiento de consternación entre los seguidores del Arzobispo, pero también de alegría por parte de los sectores de derecha y de los mismos cuerpos militares, que lo detestaban por las verdades que les decía en sus homilías dominicales, desde el púlpito de la catedral.

Fue notoria aquella noche la explosión de petardos en las colonias Escalón y San Benito, donde vivían las familias económicamente más poderosas de la época, quienes celebraban así la muerte del jerarca de la Iglesia Católica, mientras miles de salvadoreños de las clases desposeídas lloraban al obispo mártir.

Defensor de los pobres

A Romero lo mataron porque se convirtió en la “Voz de los sin voz”, por denunciar las injusticias que eran cometidas por los ricos, tanto en el campo como en las ciudades, ante el silencio del Gobierno y los otros dos poderes del Estado, con la complicidad de las Fuerzas Armadas y los cuerpos de seguridad, especialmente la Guardia Nacional.

El arzobispo fue asesinado un día lunes 24 de marzo, luego de que en la homilía del domingo anterior pronunciara uno de sus mensajes más fuertes y críticos sobre la represión del ejército y los cuerpos de seguridad contra campesinos, obreros y otros sectores populares, que se atrevían a reclamar por mejores derechos laborales, económicos y sociales.

En aquella homilía, el Arzobispo de San Salvador hizo un llamado al Gobierno y al Ejército, que recién habían iniciado un proceso de reforma agraria, en favor de los campesinos sin tierra, a que acabaran la represión contra los trabajadores del campo y la ciudad, mientras que a los ricos les pidió quitarse y entregar voluntariamente sus anillos, antes de que les cortaran los dedos.

«Las reformas no valdrán nada si están teñidas con sangre», dijo en la homilía, en clara alusión a la reforma agraria, cuya primera fase había sido lanzada por la Junta Revolucionaria de Gobierno el 6 de marzo de 1980, como una estrategia para calmar la crisis social, que estaba a punto de estallar, y que luego desembocaría en una guerra de 12 años, que causó más de 75 mil muertes y muchos miles más de desaparecidos.

En aquella homilía, del 23 de marzo de 1980, Romero también dijo: «En nombre de Dios y de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les ruego, les suplico, les ordeno, en nombre de Dios, cese la represión». Al día siguiente el pastor fue asesinado.

Los que lo mataron y quienes lo planificaron y ordenaron el crimen, entre estos últimos reconocidos hombres de negocios del ala más recalcitrante de la derecha, nunca fueron juzgados, por lo que este jueves representantes de varias organizaciones sociales y defensoras de los derechos humanos pidieron al Juzgado 4º de le Penal reabrir el caso para investigar y enjuiciar a los responsables de tan execrable crimen.

Camino a los altares

El 23 de mayo de 2015, tras un largo proceso ante el Vaticano, el obispo mártir fue beatificado por el Cardenal Angelo Amato, enviado especial del Papa Francisco, en una ceremonia sin precedentes en San Salvador.

Este mes, en la antesala de la conmemoración de su martirio, la Curia Eclesiástica, encabezada por el Arzobispo de San Salvador, Monseñor José Luis Escobar Alas, viajaron al Vaticano para pedir al Para Francisco la canonización del obispo mártir Óscar Arnulfo Romero, que tentativamente se dice podría llevarse a cabo en agosto de este año.