Sin Julio Alfredo Olivo Granadino el escrutinio de las elecciones del 2014 estuvieron en firme en 15 días; con Julio Alfredo Olivo Granadino, al frente del Tribunal Supremo Electoral, en el 2015, es decir apenas 1 año después, ese tiempo se prolongó a 39 largos días. Es decir, en menos de 12 meses, Julio Alfredo Olivo Granadino logró hacer del TSE una institución el doble de ineficiente a pesar de la ingente cantidad cantidad de dinero y recursos que recibe. Ahora, en el 2018, ya van 14 días y al proceso aún no se le ve fin.
Ayer, esa gestión ineficiente, acéfala, lenta tuvo su mejor fotografía luego que la Fiscalía General de la República y la Procuradora para la Defensa de los Derechos Humanos denunciaran que durante 4 horas unas 40 mesas de escrutinio estuvieron sin hacer nada porque el TSE no estaba al frente del proceso. La respuesta del Tribunal no fue otra que mejor suspender el escrutinio.
La decisión de prolongar el escrutinio cabe perfectamente en la lógica de la continua incompetencia que ha caracterizado al TSE electoral esta última gestión, pero hoy esa ineficiencia esconde una terrible intención: prolongar lo más posible el conteo de votos para dejarle un margen o anular cualquier posibilidad de inscribir a Nuevas Ideas de Nayib Bukele.
Muy pocos saben que Julio Alfredo Olivo Granadino, aparte de ser presidente del TSE, también dice ser académico y escritor, su obra más conocida se titula «El ocaso de las empresas socialmente irresponsables”. Lo que no sabe Julio Alfredo Olivo Granadino es que con su marcada mala gestión, ha escrito en los salvadoreños otra obra: El ocaso de los funcionarios totalmente irresponsables.