Como era de esperarse en su último día como presidente de la Asamblea Legislativa, Norman Quijano se despidió arremetiendo contra el Ejecutivo por su vinculación con pandillas.
La doble moral del diputado es cada vez más evidente, pues a pesar de que un testigo criteriado lo señala de ofrecer $1 millón a los criminales, leyó un comunicado jurando ante el pueblo que es inocente.
Quijano juró “ante Dios, correligionarios, amigos y a familia” que nunca se había reunido con pandillas, que solo era un ataque del Gobierno.
El día de ayer en los alegatos finales del caso Operación Cuscatlán, la FGR confirmó que sí lo hizo y, entre otras cosas, les prometió un “cambio verdadero” si les daban el voto.
De prevalecer la justicia, Quijano podría pasar hasta 30 años en la cárcel por financiar estructuras terroristas, tal como lo establece la Ley Especial Contra Actos de Terrorismo (LECAT).