Eric Olsen, consejero delegado de la cementera suiza LafargeHolcim, con representación en el país, dejará su cargo el 15 de julio tras una investigación interna sobre los acuerdos de la empresa con grupos armados en Siria para mantener abierta una fábrica en el país en guerra.
El Consejo de Administración aceptó su dimisión luego de concluir, al término de una investigación interna, que el ejecutivo franco-estadounidense, designado en 2015 para pilotear la fusión de la francesa Lafarge con la suiza Holcim, «no es responsable ni estaba informado» de la situación en Siria, según un comunicado del grupo.
El gigante de los materiales de construcción, objeto en Francia de una investigación preliminar comenzada en octubre, había comisionado una investigación interna que concluyó que se tomaron medidas «inaceptables» para permitir que continuara funcionando una planta en Siria.
LafargeHolcim, que funciona en El Salvador luego que adquirió Cementos de El Salvador (CESSA) hace un lustro, admitió que se cometieron errores «significativos» y que no se respetó el código de conducta de la empresa.
«Mi decisión está guiada por la convicción de que contribuirá a calmar las fuertes tensiones recientes sobre la cuestión de Siria», dijo Olsen, citado en un comunicado.
La compañía es objeto de numerosas demandas, entre ellas una del ministerio de Economía francés, pero también de oenegés en relación a los acuerdos de 2013 y 2014 con grupos armados para mantener en actividad una cementera situada en Jalabiya, a 150 km al noreste de Alepo.
La planta, comprada en 2007 por Lafarge, fue acondicionada durante tres años y comenzó a operar en 2010. Para las obras, la entonces cementera francesa desembolsó 680 millones de dólares, lo que era la mayor inversión en el país fuera del sector petrolero.
Según una investigación del diario Le Monde, publicada en junio, Lafarge había encargado a un intermediario que obtuviera de la organización yihadista Estado Islámico (EI) salvoconductos para sus empleados en los retenes de control.
El periódico francés también habló de un salvoconducto con sello del EI para permitir a los camiones aprovisionar la planta, así como la intervención de intermediarios y de negociantes para vender a la cementera petróleo refinado por EI.
La organización yihadista terminó tomando el control de la planta en septiembre de 2014.
El ministerio de Economía francés también demandó a la compañía en enero acusándola de no haber respetado las sanciones dictadas por la Unión Europea (UE) contra el régimen de Bashar al Asad y la prohibición de mantener relaciones con las organizaciones terroristas presentes en Siria.
La ONG Sherpa presentó también una demanda que apunta al financiamiento del terrorismo, complicidad de crímenes de guerra y de crímenes contra la humanidad.
En marzo la cementera reconoció que una filial local había entregado fondos a terceros –algunos objeto de sanciones– para alcanzar acuerdos con algunos grupos armados, cuando el deterioro de la situación política había creado condiciones muy difíciles para garantizar la seguridad de la planta y de sus empleados.
La compañía, que ya había mencionado durante su investigación errores de apreciación inaceptables, había instaurado medidas correctivas en particular en relación a los procedimientos de evaluación de las partes terceras.
«Es muy decepcionante que Eric Olsen deba partir en momentos en que la empresa comienza a ganar peso y a cumplir sus promesas de sinergias», reaccionó en un análisis Bernd Pomrehn, analista de Vontobel.
«Pero esto muestra nuevamente que las empresas en particular que operan en regiones difíciles como Siria deben seguir un estricto código», agregó.
LafargeHolcim ya está buscando un sucesor y Beat Hess, presidente del consejo de administración, dirigirá temporalmente la compañía.