Una salvadoreña decidió narrar el intento de secuestro por el que tuvo que pasar, ayer sábado, como parte del flagelo de la violencia que afronta el país y misma que a diario acosa a muchos jóvenes como ella.
“¿Pensás que te irás a tú casa? Ahora te vas conmigo y con los otros chamacos. Te tenemos controlada y si gritas te mato, juró que te mató…”, fueron las palabras que marcaron a Auxiliadora M. (nombre ficticio), dichas a sus oídos por un supuesto pandillero, que se subió a la unidad del transporte colectivo en donde ella viajaba.
A eso de las 5:00 de la tarde, tras finalizar de impartir unas clases que da a un grupo de personas de escasos recursos, decidió retornar a su vivienda. Como rutina, la chica abordó un bus que recorre los alrededores de la plaza Salvador del Mundo.
“Decidí sentarme en la parte final del autobús, se subió un tipo que al verlo mi corazón salto. Se sentó detrás de mí”, explicó la joven de aproximadamente unos 20 años de edad.
Tras más de 30 minutos de acoso, tiempo en el que el miembro de pandillas le cuestionó diversas cosas -hasta de su sexualidad-, le revisó tanto su celular como la mochila en donde alojaba los libros con los que brinda sus clases y le quitó menos de $10, Auxiliadora imploraba un milagro.
“Señor, yo no valgo nada, no soy bonita, no soy nadie importante, no tengo dinero, no soy nadie, no me meto con nadie, si tiene hija piense que esto le podría pasar a ella”, dijo la joven al hombre que la mantenía amenazada tras apuntarla con un arma de fuego durante 15 minutos.
Las palabras de la chica no fueron relevantes para el sujeto: “A mí no me importa más lo que ganaré contigo, cuando te haga una mueca te bajarás conmigo, haremos como que vamos para la misma parada”.
Tras sufrir el viaje tormentoso de su vida, cuando el bus transitaba sobre una de las calles del centro de San Salvador, el hombre regresó al asiento de Auxiliadora, le tiró un dólar (cifra que ella misma le pidió al momento en que fue despojada de su dinero para poder cancelar la tarifa del siguiente transporte que le tocaría abordar para llegar a su destino).
“Tomá morra (me tiró $1), tienes suerte, pero no te quiero ver en esta ruta, no te ves mala gente y me respetaste y eso me gusto”, detalló la joven.
Al escuchar esas palabras, Auxiliadora le volvió la calma. Sus nervios se calmaron y volvió a sentir que la vida le daba una nueva oportunidad.
“Amen a su familia, cuídenla, disfruten cada día, la vida les puede cambiar en un segundo, ¡disfrútenla!”, aconsejó la chica, quien con lágrimas en su rostro se atrevió a redactar la mala experiencia por la que tuvo que pasar y de la que aún se sorprende.
“Mi idea inicial es advertir de la clase de peligros que hay y que son tangibles, que los omitimos y solo los vemos en las noticias y creemos que no nos pasará», comentó con temor a Última Hora SV.