A pesar de ser uno de los iconos televisivos de la década de los 90, a muchos les costó reconocer a Pamela Anderson el pasado sábado cuando se presentó ante los fotógrafos del Festival de Cine de Cannes, durante la presentación del drama francés “120 latidos por minuto”, una obra del director Robin Campillo.
El motivo detrás de la confusión y el posterior revuelo que generó la actriz a su paso por la alfombra roja fue su decisión de aparcar su imagen habitualmente más explosiva para apostar en esta ocasión por un maquillaje natural y un peinado efecto mojado que otorgaban todo el protagonismo a sus facciones.
El resto del look lo completaba un favorecedor vestido negro largo con un discreto escote y unos pendientes XXL.
Pamela acudió al Gran Teatro Lumière como invitada personal del realizador del filme que se presentaba en esos momentos y que versa sobre la lucha contra el Sida en el París de principios de la década de los 90.