Carlos Saade, presidente interino de ARENA, ha iniciado su gestión con un partido en quiebra, arrastrando el pago de una millonaria deuda y enfrenta el embargo de bienes muebles e inmuebles, como parte del proceso de recuperación de la donación que hizo Taiwán para las víctimas de los terremotos de 2001.
Hasta el 31 de diciembre de 2021, el balance general del partido tricolor reveló que cerró con una deuda de $10,630,871.65 generada por préstamos bancarios, préstamos naturales y jurídicos, cuentas por pagar, beneficios a empleados por pagar, entre otros.
La justicia, por su parte, ha entablado la confiscación de los bienes a ARENA como parte del proceso para recuperar los $10 millones donados por Taiwán, cuando gobernaba Francisco Flores, quien finalmente los usó para financiar la campaña electoral.
Saade, en la primera aparición ante los medios de comunicación tras ganar con planilla única la presidencia provisional de ARENA, reconoció, en compañía de los nuevos miembros de la cúpula, que la situación financiera del partido no está en su máximo esplendor.
Además, deberá lidiar con la crisis interna partidaria que ha llevado a la renuncia de diputados, alcaldes, síndicos, concejales, estructuras, bases, líderes, entre otros, y con los señalamientos de corrupción que pesan sobre sus expresidentes y exfuncionarios.