Nicaragua se ha convertido en el refugio de expresidentes salvadoreños, por el FMLN, siendo ellos: Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén, quienes, además han sido nacionalizados por el régimen de Daniel Ortega, para evadir la justicia, por delitos lavado de dinero y enriquecimiento ilícito.
Funes fue el primero en huir al vecino país, en 2016, antes de que la Fiscalía General de la República (FGR) lo acusara de enriquecimiento ilícito, peculado, malversación, negociaciones ilícitas y tráfico de influencias.
Según la FGR, el primer exmandatario prófugo de la justicia salvadoreña desvió más de $351 millones de la partida de gastos reservados de la Presidencia de la República, mediante una estructura criminal montada con sus colaboradores más cercanos y su actual pareja Ada Mitchell Guzmán.
El segundo en esconderse en Nicaragua, ha sido el exmandatario Salvador Sánchez Cerén, quien junto a su esposa e hijos huyó en diciembre del año pasado, porque ya sabía los delitos que había cometido y que tarde o temprano sería reclamado por la justicia.
Inicialmente la FGR lo ha acusado de haber recibido $530,000 en concepto de sobresueldos, durante los 5 años que fungió como vicepresidente del gobierno de Mauricio Funes.