La fuerza tradicional del FMLN y ARENA, el famoso “hueso duro”, está perdiendo vigencia con velocidad. Las últimas encuestas muestran un alarmante desplome de las simpatías partidarias, las más bajas en casi 2 décadas para ambos partidos mayoritarios.
Según los datos históricos de las encuestas presentadas por la casa encuestadora IUDOP UCA, el FMLN y ARENA presentan su peor registro de intención de voto en los últimos 20 años. Ambos partidos tradicionales comparten un 18.2% para las siguientes elecciones. Es decir, menos de 2 de cada 10 salvadoreños se sienten vinculados con alguno de los institutos políticos.
Históricamente, el IUDOP, la casa encuestadora de la UCA, ha tenido un atinado registro de la lectura electoral. En el año 1999, hizo un registro similar al de este año, la iniciativa planteaba una victoria contundente de Francisco Flores, contra el tránsfuga Facundo Guardado, quien ahora funge como asesor de ARENA. El final de la historia: Flores 51%, Guardado 28%.
Leyendo este balance, ¿qué se puede esperar para el 2018? La tendencia apunta a que el voto duro del FMLN ha muerto; los impuestos, la tregua, los supuestos casos de corrupción durante el gobierno de Funes y la falta de liderazgo en la presidencia de Sánchez Cerén han hundido lo que habían logrado.
Cualquiera pensara que ARENA tiene su oportunidad más grande durante estos siete años de regresar al poder, peros ellos mismos se han encargado de dilapidar cualquier oportunidad. Las pésimas gestiones de sus últimas dirigencias han erosionado como nunca en su historia el voto duro de su partido con errores como las negociaciones de su diputado Ernesto Muyshondt y las pandillas; el apoyo hasta el último día a Francisco Flores en el caso de corrupción a Taiwán; traicionar a alcaldes destacados como Norman Quijano y Rafael Morán, aparte de la lucha fratricida contra Tony Saca. Ni siquiera, en 1984, cuando eran un joven partido, lograron un apoyo tan bajo, cuando alcanzaron casi el 30% de los votos.
La era de los candidatos
Ha nacido la era de un nuevo formato electoral, el nacimiento del “candidato”, y en ARENA y el FMLN lo saben. Ya el partido no es indispensable para el candidato; sino el candidato se ha vuelto indispensable para el partido.
Por eso líderes nuevos como los diputados Johnny Wright, Juan Valiente y Karla Hernández han separado sus agendas de la línea dura del partido. Para ellos, las “libras de inteligencia” han sido más importantes que las “onzas de lealtad”. Pero el tema más álgido para el partido de derecha es la notable falta de un candidato presidencial para las próximas elecciones. Afuera suena con fuerza la figura del empresario Carlos Callejas, potable y alejado del “pedigrí” tradicional del partido.
Al otro lado, el panorama tampoco es muy halagador. El FMLN, en su intento de prevenir lo inevitable en las pasadas elecciones legislativas, pidió al votante que votara por su bandera y no por su candidato. El truco les funcionó a medias. Hoy tiene la Asamblea llena con sus cuadros más desgastados, como Medardo González, Norma Guevara y el “Diablito” Ruiz; o con una legión de completos desconocidos para los votantes.
La única diferencia para el frente, se llama: Nayib Bukele, quien se ha convertido en las últimas encuestas como el político mejor evaluado por su gestión destacada y fuera de lo común al frente de la alcaldía de San Salvador.
El innegable desgaste de los partidos llevaría a que se modificara el código electoral que en las siguientes elecciones presidenciables los votantes marcaran rostros y no banderas. Es por ello que ahora nacen los candidatos, mueren los partidos.