Los 1,100 migrantes centroamericanos que buscan llegar a Estados Unidos en caravana, podrían continuar separados su viaje hacia el sueño americano, debido a que los organizadores decidieron no llegar a la fronteriza Tamaulipas, sino a la ciudad de Puebla, en el centro de México, donde les informarán sobre las distintas rutas para llegar a la Unión Americana.
La decisión fue tomada este miércoles, luego de conocerse que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó, vía «Twitter» con enviar tropas a la frontera para impedir su acceso al país o incluso cortar los fondos de ayuda a Honduras, país del cual proceden la mayoría de migrantes que salieron hace diez desde Tapachula en la frontera entre Guatemala y México.
«Vamos a llegar hasta Puebla en distintos autobuses. Allí se informará a todos los emigrantes de las opciones legales que tienen y de las dificultades para conseguir el estatus de refugiado en Estados Unidos, lo que implica pasar hasta un año en un régimen semicarcelario hasta que se resuelva su situación», dijo al periódico español, EL PAÍS, Rodrigo Abeja, uno de los organizadores de la caravana.
Ante esta situación los migrantes podrán escoger entre disolver la caravana, que sigue conformada por 1.100 personas, y seguir camino por su cuenta hacia el norte, o solicitar refugio y asilo en México. Todo indica que, ante el negro panorama descrito, será México quien absorba las consecuencias de la crisis humanitaria que se vive en Centroamérica y que se ha detenido temporalmente en Oaxaca.
Tras el revuelo organizado por los tuits de Trump, el objetivo ahora de los migrantes es seguir avanzando pero sin que se note. Ese es al menos el acuerdo alcanzado entre los organizadores de la caravana y las autoridades mexicanas. Para ello, el Instituto Nacional de Migración (INM) ha ofrecido tres salidas legales que cambiarían la situación irregular en la que se encuentran tras haber entrado sin documentos desde Guatemala: una visa humanitaria, una visa de tránsito o una visa para solicitar asilo y refugio.
La caravana partió el 25 de marzo de Tapachula, en la frontera con Guatemala, y caminó hasta Matías Romero, en Oaxaca, a 422 kilómetros y 86 horas de distancia a pie, mientras Trump escribía tuits.
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