El Barcelona sufrió como casi nunca lo hace para quedarse hoy con una victoria ante el Sevilla. Sintió el asfixiante ritmo que impone el club andaluz en el Sánchez Pizjuán, sobre todo después del gol de Vitolo, pero terminó celebrando gracias a las dianas de Messi y Suárez.
Empezó el partido con un ritmo acelarado. Presión del Sevilla en la marca y contragolpes, esa era la tónica en los primeros minutos.
Estuvo cerca Suárez de abrir el marcador al minuto 2, pero el meta Sergio Rico salvó sobre la línea. Luego estuvo cerca de marcar Escudero, al minuto 5, en una volea que se fue rozando la portería blaugrana por muy poco.
Lo mejor que hizo el Sevilla fue evitar que la pelota llegara a Messi, y con ello logró encimar el área blaugrana. Fue tan buena la tarea que al 15′ logró un premio justo, el primer gol del partido.
Un pase largo para Vittolo permitió que el puntero izquierdo enfrentara a Ter Stegen y punteó la pelota ante la salida del portero alemán para marcar el 1-0.
Con eso el Barcelona quedó tocado y es el Sevilla quien dirige el partido.
El conjunto andaluz tuvo al menos otras tres opciones para marcar. La más clara de Vietto al 33′, cuando le robó una pelota a Mascherano y sacó un tiro cruzado que se fue desviado por muy poco.
Lo malo de perdonar demasiado al Barcelona es que su tridente ofensivo puede cambiar el partido en cualquier momento y antes de irse al descanso lo comprobó el equipo local.
Una combinación entre Neymar y Messi casi desde el centro del campo terminó en gol del argentino. Fue el 1-1 al minuto 42, lo que deparaba un segundo tiempo más emocionante.
La segunda parte arrancó con el mismo ritmo. Es un ida y vuelta en la cancha del Pizjuán. Nasri tuvo la primera para el Sevilla, pero luego llegó el Vendaval azulgrana.
Falló Rakitic y Messi hasta en dos ocasiones, pero al 61′ apareció el que no pedona. Luis Suárez entró por la punta derecha y asistido por Messi marcó el 2-1 entre las piernas de Rico.
Luego de esa anotación, el Sevilla se fue al ataque sin escatimar esfuerzos. Jorge Sampaoli mandó sus tres cambios y aunque tuvo más proyección ofensiva, le faltó la puntada final.
El Barcelona estuvo también cerca de un tercer gol, sobre todo a la contra. Pero Luis Enrique Martínez no puede negar que los suyor terminaron pidiendo la hora, apretando los dientes. Por eso los tres puntos saben a gloria.