El expresidente salvadoreño Mauricio Funes se ha quedado callado, en lugar de denunciar las recientes acciones represivas en contra de la población ordenadas por el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega.
Estudiantes, trabajadores y pensionados de Nicaragua se volcaron esta semana a las calles de Managua, Masaya, Estelí y otras ciudades, en protesta por una reforma de pensiones impulsada, inconsultamente por el mandatario nicaragüense, quien ordenó que batallones antimotines de la Policía Nacional Civil reprimieran a los manifestantes.
Funes, quien permanece asilado en el vecino país, huyendo, tras haber sido condenado por el delito de enriquecimiento ilícito y que ante otras acciones de este tipo, tanto en El Salvador como en otros países, ha alzado su voz, hoy ha decidido mantenerse callado y no denunciar los atropellos ordenados por Ortega en contra de la población.
Producto de las protestas populares en Managua, una persona fue asesinada a balazos y cerca de una decena de manifestantes resultaron lesionados por disparos de los antimotines, que arremetieron contra la población, que se opone a la reforma a la Ley del Seguro Social.
Según la modificación, que no fue enviada a la Asamblea Legislativa, sino directamente publicada en el Diario Oficial, como decreto ejecutivo por Ortega, se aumentan las cotizaciones patronales del 19 al 21%, mientras que la de los trabajadores sube del 6.25% al 7% y a los pensionados se les aplicará una disminución del 5% en el pago de su pensión.