El expresidente de El Salvador, Mauricio Funes, prófugo de la justicia, desvió durante su administración 37.3 millones de dólares que el Banco Mundial a las pandillas, dinero que la entidad internacional había prestado al país para proyectos de desarrollo.
El desvío de fondos ocurrió a través del falso Programa de Apoyo Temporal al Ingreso (PATI), llevado a cabo por el gobierno del FMLN bajo la dirección de Funes Cartagena.
Según las investigaciones de la Fiscalía General de la República (FGR), los cabecillas recibían $600 como anticipo y luego otros $600 para su «mantenimiento», mientras que pandilleros comunes se les otorgaría $100, todos los pagos mensuales.
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