Desde la llegada del FMLN al gobierno de El Salvador en junio del 2009, a la fecha, diez años después, dejan a los salvadoreños una herencia de impuestos, 25 nuevos tributos para ser exactos.
Entre la nueva carga tributaria impuesta en los dos gobiernos del FMLN figuran el 10 % sobre intereses de depósitos, el 20 % a los intereses de préstamos, inversiones y otras transacciones financieras, y el 10 % aplicado a las ganancias por operaciones en la Bolsa de Valores.
De igual forma se ha aplicado el 10 % sobre ganancias de capital por las ventas de inmuebles; 10 % sobre utilidades, premios y otros títulos en el exterior, otro de 10 % a dividendos que se paguen a accionistas y el 5 % a préstamos a partes relacionadas.
No satisfechos con esos impuestos, decidieron implementar un impuesto adicional a las bebidas isotónicas y refrescos, cigarrillos y bebidas alcohólicas. Así como el nuevo impuesto a la telefonía y otros servicios de telecomunicaciones, que lejos de solventar el problema de la delincuencia y fortalecer la economía de los salvadoreños, se debilitó sin obtener resultados perceptibles para la población.
La lista de impuestos continúa, y la economía de los salvadoreños cada vez está más debilitada por la irresponsabilidad de los gobiernos del FMLN, encabezados por Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén.