La pandemia por COVID-19 sigue afectando a todas las economías del mundo. En 2020, la producción mundial se estancó y millones de puestos de trabajo se perdieron. Las principales economías del mundo entraron en crisis y por consiguiente el resto de mercados del mundo.
Y aunque los países que supieron gestionar la crisis de salud, experimentan buenas señales de recuperación en sus economías; la crítica situación en polos económicos como Estados Unidos les complica el panorama.
Los Estados Unidos tiene serios problemas de inflación, en junio de este año llegó al 5.4% y los expertos indican que podría seguir al alza.
En todo el mundo, los precios han aumentado más rápido de lo habitual. Por ejemplo, el repunte mundial de los precios de los alimentos y la energía ha tenido un impacto desproporcionadamente grande en la región más desigual del mundo.
Esta impresión de dinero ha generado que la moneda se devalúe, haciendo que el dólar experimente una caída continua en su poder de compra desde 1910.
Según la Oficina de Estadísticas del Departamento de Trabajo de los Estados Unidos, el precio de un dólar en la actualidad es 27.58 veces menor al de 1913, lo que significa que con el pasar de los años la moneda se ha devaluado y cada vez se pueden comprar menos cosas por ese mismo dólar.