Hoy, hace 37 años, agentes de la extinta Guardia Nacional, entonces comandada por Eugenio Vides Casanova, asesinaron con lujo de barbarie a cuatro religiosas estadounidenses.
Tres de ellas eran las monjas Ita Ford, Maura Clarke y Dorthy Kazel, así como la misionera laica Jean Donovan, quienes fueron detenidas recién habían abandonado el Aeropuerto Internacional El Salvador, ahora Monseñor Óscar Arnulfo Romero, por cinco miembros de dicho cuerpo de seguridad, quienes las llevaron a una lugar deshabitado y posteriormente violadas y asesinadas de un disparo en la cabeza.
Las religiosas fueron asesinadas por colaborar con las víctimas del conflicto armado que desatado el 10 de enero de 1980 por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) contra la Junta Revolucionaria de Gobierno, que era presidida por el General Jaime Abdul Gutiérrez, el Coronel Arnoldo Majano y los civiles José Antonio Morales Erlich, Héctor Dada Hirezi y José Ramón Ávalos Navarrete.
En mayo de 1984 un jurado encontró culpables del crimen a al sargento de la Guardia Nacional, Luis Antonio Colindres Alemán y los agentes Daniel Canales Ramírez y José Roberto Canjura, quienes fueron condenados a 30 años de prisión.
Sin embargo los autores intelectuales, el entonces ministro de Defensa, General José Guillermo García y el director de la Guardia Nacional, General Carlos Eugenio Vides Casanova, nunca fueron condenados porque los protegió la Ley de Amnistía.