Rafael Garciaguirre fue el responsable de dirigir la Policía Rural desde su creación. Inició funciones bajo el cargo de subdirector, en octubre de 2005 y define el rol de este ente como fundamental para el control del delito e incluso recuerda que las operaciones fueron reconocidas por su eficiencia y organización.
Garciaguirre está convencido que la seguridad y la operatividad que pudiera implementar una policía rural fortalecida es clave no solo para el control de la actividades ilícitas en torno al agro, sino en general para el combate del crimen.
Uno de los logros que recuerda Garciaguirre es el control del cuatrerismo en más de un 80%, además de la protección efectiva en las zonas rurales.
El exfuncionario lamenta que en las últimas dos gestiones hayan incidido factores ideológicos para el desmantelamiento de esta policía, visibilizando su importancia. También, hace referencia a las divisiones y corrupción al interior de la Policía Nacional Civil.
Recordó que en el marco de la “tregua entre pandillas”, el gobierno en turno redujo filtros para que el ingreso a la corporación de tal forma que se infiltraron delincuentes, por lo que hoy en día incluso los mismo “agentes horados”, corren riesgo.
También recuerda que esta la policía rural en su momento fue incluso reconocida por la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (PDDH), como la menos transgresora de derechos humanos, contrario a lo que muchos se plantearon por el estigma que le involucraba con los cuerpos de seguridad que funcionaban previo y durante el conflicto armado.
Actualmente Garciaguirre está luchando por una diputación independiente, y dice que de llegar a la Asamblea apoyaría una propuesta como la hecha por Mayteé Irahera diputada del partido ARENA, encaminada a respaldar y fortalecer la Policía Rural porque se trata de un tema que busca beneficiar a la población salvadoreña. “No deberían haber colores políticos cuando de hacer el bien para la población se trata”, añadió.