Los gobiernos de Estados Unidos y México deportaron a más de 12.900 salvadoreños entre enero y finales de mayo pasado, según información oficial.
De acuerdo con los datos de la Dirección General de Migración y Extranjería (DGME), en el referido lapso Estados Unidos deportó 7, 735 salvadoreños, México a 5.244 y 14 fueron retornados desde otros países.
Los 12.993 repatriados en el citado período representan una disminución del 33,2 %, frente a los aproximadamente 19.463 deportados en el mismo período del 2016, unos 6.470 menos.
Entre el 1 de enero y el 27 de abril pasados la cifra de deportados desde EE.UU. fue de 6.559, lo que significó un 13,1 % más que en el mismo lapso de 2016, cuando se reportaron un total de 5.798 casos.
Actualmente, la Asamblea discute una propuesta gubernamental que busca aplicar un régimen de libertad condicional a los pandilleros retornados, para tratar de evitar una escalada en la violencia.
Esta iniciativa del Gobierno se da en respuesta al anuncio hecho por el presidente estadounidense, Donald Trump, el pasado 18 de abril de aplicar una política de “tolerancia cero” contra bandas criminales, como la Mara Salvatrucha (MS13).
El fiscal general, Douglas Meléndez, explicó a inicios de mayo que los pandilleros deportados desde Estados Unidos expanden el accionar de las “maras” en el país con la creación de nuevas células.
El ministro de la Defensa, David Munguía Payés, sostuvo en las mismas fechas que “si hay deportaciones masivas desde EE.UU. se va a incrementar la violencia en el país”, porque los pandilleros “se van a venir a disputar la hegemonía y el mando de las pandillas, sobre todo en los barrios populares”.
Las autoridades de Seguridad salvadoreñas acusan a las pandillas de mantener los altos índices de asesinatos que sitúan al país como uno de los más violentos del mundo, con tasas de 103 y 81,7 asesinatos por cada 100.000 habitantes en 2015 y 2016, respectivamente.