Javier Méndez Ovalle es considerado un genio. Y también un asesino, pues mató y desmembró a Sandra Camacho, de 17 años, en el departamento de Tlatelolco, en la Ciudad de México en 2013.
El Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México informó que Méndez Ovalle, exestudiante del Instituto Politécnico Nacional, una de las mejores escuelas de ingeniería del país, tendrá que pasar 50 años en prisión por el «homicidio calificado» de la menor y pagar una indemnización a la familia de la víctima.
De acuerdo con ‘Proceso’, el acusado provocó aquel año un traumatismo craneoencefálico a la menor. Tras esto la asfixió, descuartizó su cuerpo con un cuchillo de cocina y finalmente metió los restos en bolsas de plástico para repartirlos en distintos botes de basura de la Unidad Habitacional Tlatelolco, en la Ciudad de México.
Según el medio, las investigaciones del caso arrojaron que el joven atacó a su víctima por una reacción de enojo debido a que esta no creyó que el agresor había ganado una beca para vivir fuera del país como parte de sus logros académicos.
Ambos se habían conocido por Facebook, y cuando se citaron para conocerse pasearon por una plaza y entraron al cine para después irse al departamento del estudiante, que contaba entonces con 19 años y había sido ganador de la medalla de oro en la Olimpiada Nacional de Física en 2011.
En aquel entonces, la Policía Cibernética pudo dar con Méndez Ovalle por el contenido y los datos que obtuvieron en la computadora la víctima, como también gracias a las cámaras de video colocadas en las estaciones del metro de la Ciudad de México. Así, pudieron descifrar que Méndez Ovalle había sido la última persona en estar con Sandra ese día.
Según menciona el semanario ‘Proceso’, el asesinato de la joven hizo que muchos colectivos feministas reaccionaran con indignación, no solo por el crimen, sino por la crueldad y la frialdad con la que el agresor atacó a la víctima.