Cerca de 7,900 vuelos fueron cancelados en todo el mundo por las compañías aéreas durante el fin de semana largo de Navidad debido a la progresión meteórica de la variante ómicron del virus del COVID-19, que está afectando en particular a las tripulaciones de los aviones.
En Estados Unidos, donde se han registrado cerca de 190,000 nuevos casos diarios en los últimos siete días, las autoridades sanitarias de Nueva York alertaron sobre un alza de hospitalizaciones de niños, la mitad de ellos menores de cinco años, que aún no son elegibles para ser vacunados.
Según el último informe del sitio web Flightaware, solo el domingo se han cancelado cerca de 2.200 vuelos y otros 7.200 han registrado retrasos. Además, las perturbaciones deberían continuar el lunes (al menos 800 cancelaciones previstas) y el martes (170 hasta ahora).
El sábado, el mismo sitio había identificado cerca de 2.800 cancelaciones de vuelos, 970 de ellos relacionados con Estados Unidos. El viernes las cancelaciones rondaron las 2.400 y los retrasos se acercaron a 11.000, de acuerdo con Flightaware.
Numerosas compañías debieron poner en cuarentena a pilotos, asistentes de vuelo y otros miembros del personal que se vieron expuestos al COVID-19. Por ese motivo Lufthansa, Delta y United Airlines debieron cancelar vuelos.