En medio de la desesperanza, ante el incumplimiento de sus aspiraciones de cambio para mejorar su bienestar económico y social, el 3 de febrero de 2019, el pueblo salvadoreño acudió a las urnas a elegir al nuevo Presidente de la República.
Aquella fecha se convirtió en un quiebre de la historia política del país, tras los últimos 30 años, ya que después de cuatro gobiernos continuos de ARENA y dos del FMLN, los salvadoreños seguían igual o peor que antes de que estos llegaran al poder.
Desde tempranas horas de aquel domingo el patriotismo se dejó sentir en todo el territorio nacional, poco a poco miles de salvadoreños fueron llegando a los centros de votación para cumplir con su derecho y deber ciudadano.
La jornada se desarrolló con toda tranquilidad, a pesar de la escalada de violencia que golpeaba al país, gobernado por el entonces presidente Salvador Sánchez Cerén, del FMLN, que igual que sus antecesores no hizo nada para detenerla.
Al filo de las 5:00 de la tarde, cuando comenzaron a cerrarse los centros de votación, ya se sentía una atmósfera de cambio, que era el presagio de lo que estaba por llegar.
Los resultados de boca de urna, comenzaban a perfilar al entonces candidato por el partido GANA, Nayib Bukele, como el virtual ganador de aquella gesta histórica que había escrito el pueblo salvadoreño.
A partir de entonces El Salvador comenzaba a escribir una nueva página de su historia contemporánea, que marcaría un quiebre en la forma de gobernar y buscar solución a los más acuciantes problemas, que por casi dos siglos, habían mantenido postrado al pueblo salvadoreño, viviendo de la migajas que los gobernantes y poderosos dejaban caer de su mesa, de vez en cuando.
Ahora, tres años después aunque, como dice el Presidente Bukele, aún falta mucho por hacer, El Salvador se camina hacia un objetivo, mejorar poco a poco el bienestar económico y social de su población, que fue abandonada por los seis gobiernos anteriores.
A dos años con 7 meses, el gobierno ha implementado acciones, enfocadas a mejorar la seguridad, mediante el Plan Control Territorial que ha logrado una baja de homicidios sin precedentes; la salud, con la renovación del sistema público de hospitales y la atención efectiva de la pandemia; la educación, con la entrega de computadoras a estudiantes y docentes para cerrar la brecha digital.
En el campo económico también se están ejecutando e implementando una serie de medidas, que a pesar de los estragos causados por la pandemia, permitieron que el año pasado El Salvador alcanzara un crecimiento mayor al 10% de su Producto Interno Bruto (PIB), algo nunca visto en gobiernos anteriores.
Para este año, el Mandatario recién anunció una ambiciosa inversión pública de más de $1,500 millones, para darle un mayor impulso a la economía, de manera que sus efectos positivos puedan llegan a toda la población salvadoreña