En el marco de la Semana Santa, conmemoramos las revelaciones de la Beata Ana Catalina Emmerick, quien nació en 1774, en el norte de Alemania y falleció en 1824. A lo largo de toda su vida tuvo visiones del presente, del pasado y del futuro. Así como las visiones sobre la amarga Pasión de Cristo.
La vida de la Beata Ana Catalina transcurrió sembrada de continuas enfermedades, agravadas al quedarse postrada en cama, inválida tras un accidente. Según relatos, en 1813 y en casa de una viuda, fue donde recibió los primeros estigmas de la Pasión de Cristo: “Los de las manos y pies, la herida de la lanza, Corona de Espinas e incluso una cruz sobre su pecho”. Estos signos externos, ella los trataba de ocultar. Sufría y rezaba por las almas del purgatorio, a quienes veía con frecuencia, y por la salvación de los pecadores.
Al igual que la mayoría de los cristianos de su tiempo, Emmerick no había leído la Biblia jamás, pero estaba convencida de que lo que veía estaba en la Biblia. Ella no daba a sus visiones el mismo valor que a la enseñanza de la Iglesia, y desde niña contemplaba sus visiones como quien ojeara un libro de estampas.
“Las visiones de este libro son revelaciones privadas que nadie está obligado a creer. No son dogma de fe y no añaden nada al depósito de la te que custodia la Iglesia. Pero son una conmovedora ayuda para acercarnos a contemplar la Pasión de Cristo, esclarecen poderosamente nuestra comprensión de los hechos, y nos ponen cara a cara con nuestras responsabilidades y contradicciones. Las visiones de la beata Ana Catalina no son el credo ni los evangelios, pero robustecen nuestra fe, estimulan nuestro amor y fortalecen nuestra esperanza”, del Prólogo, Cardenal Antonio Cañizares Llovera.
Según diferentes escritos, una de las características principales de la Beata Ana Catalina, fue la profusión de detalles al relatar la vida en la tierra de Cristo y de la Virgen María: “La manera que tenía el Señor de recogerse la túnica al subir las escaleras, la bandeja que sostenía el cáliz de la Última Cena, la organización interna de los equipos de constructores de la Torre de Babel, el color de los gajos del interior del fruto del árbol del Bien y del Mal”.
Emmerick, recibió frecuentes visitas del Angel Custodia y visiones de la Pasión de Cristo, los estigmas de amor que Cristo compartió con ella, como victima corredentera por los pecadores. Durante años sólo se alimentó de la Sagrada Eucaristia. Además, en sus éxtasis describió la vida de Cristo. Lee el libro completo en:https://anacatalinaemmerick.com/visiones_completas/tomo_once_la_amarga_pasion_de_nuestro_senor_jesucristo/la-amarga-pasion-de-nuestro-senor-jesucristo-seccion-10/