La agencia Fitch Ratings degradó la calificación crediticia de El Salvador de “B+” a “B” debido a la polarización política que el país vive y su efecto en el desarrollo económico y social del país.
La calificación de El Salvador, según la metodología de Fitch, se ubica en las categoría de deuda altamente especulativa, donde el riesgo de un impago está presente aunque aún se tiene un limitado margen de seguridad.
“La polarización política entre el partido de gobierno, el FMLN, y el principal partido de oposición, ARENA, ha impedido al Gobierno de emitir deuda externa desde septiembre 2014”, afirmó Fitch en un comunicado. La agencia recordó que según la ley salvadoreña se necesitan dos tercios de votos a favor para emitir deuda externa, por lo tanto se necesita apoyo de la oposición para lograrlo.
Fitch recordó el entrampamiento que sufrió la aprobación de $1,200 millones en bonos, durante el año pasado, y que llevó a que el saldo de la deuda en Letras del Tesoro Público (LETES, que no necesitan aprobación legislativa para emitirse) llegara a $1,007 millones en 2016, de un límite legal de $1,340 millones.
La agencia señaló que en enero de este año, ARENA abandonó las mesas de negociación que había instalado con el Gobierno, y que habían permitido lograr un acuerdo parcial para emitir $550 de los $1,200 millones solicitados, colocación que aún no ha se ha hecho efectiva en los mercados de deuda.
Si los partidos fallan en lograr un acuerdo más integral para las finanzas públicas, se podría “restringir aún más la flexibilidad financiera y resultar en un ajuste desordenado con significativo daño a las finanzas públicas y a la economía en general”.
Fitch pronostica además un escenario financiero para El Salvador, pues calcula que solo en 2017, las necesidades financieras del Estado ascenderían a $1,300 millones y esta cifra no incluye deuda de corto plazo.