Estados Unidos ha decidido trasladar a El Salvador a miembros del Tren de Aragua, una organización criminal de alto perfil, marcando un cambio en la gestión de reclusos peligrosos en América Latina. Esta medida refleja la confianza en el sistema penitenciario salvadoreño, que en los últimos años ha demostrado ser uno de los más estrictos y efectivos.
A pesar de que el Tren de Aragua no opera en territorio salvadoreño, el país ha asumido un rol clave en la lucha contra su expansión. Mientras otras naciones enfrentan dificultades para contener a este grupo delictivo, El Salvador se posiciona como un actor estratégico en el combate al crimen organizado.
Este reconocimiento internacional subraya el impacto de las políticas de seguridad implementadas en el país por el Presidente Nayib Bukele. La decisión de EE. UU. de elegir a El Salvador como destino para estos reclusos, en lugar de otras naciones de la región, refuerza su reputación como un modelo en la gestión penitenciaria.