Siendo muy conservadores podemos afirmar que, según el promedio consistente de todas las encuestas, el Presidente Nayib Bukele cuenta con una aprobación popular que tendría un piso de más de 80% y un techo de más de 90%.
En sentido inverso, esas mismas encuestas señalan que la suma de adhesión al conjunto de los partidos opositores no excede en ningún caso al 5%.
Sí, se trata de números atípicos, enteramente excepcionales no solo en el contexto nacional sino también internacional. Pero hay que reconocer que la magnitud del problema de corrupción y criminalidad en nuestro país llegó a ser excepcional, y que su solución ya muy avanzada ha requerido un liderazgo excepcional.
El solo hecho verificable de que Nayib Bukele sea ahora el presidente mejor evaluado del mundo es ya en sí mismo una excepción histórica.
Los datos expuestos, traducidos a correlación de fuerza política, nos llevan a concluir de modo inevitable que para todo efecto práctico las expectativas de la oposición, tanto en términos electorales como existenciales, oscilan efectivamente entre el cero y la nada.
Redacción: Geovani Galeas.
@GaleasLibros