FMLN – Arena, una alianza contra el pueblo
por Geovani Galeas
Los hechos son claros e irrefutables: Arena gobernó veinte años al servicio exclusivo del gran capital, y el pueblo le pasó la factura al sacar a ese partido del poder. El FMLN ha gobernado casi diez años en contra de la mayoría social, y es ese hecho explica que en las últimas elecciones ese partido haya perdido 400 mil votos.
Esos dos hechos políticos concretos no tienen ni admiten otra explicación.
Además, después de haber experimentado esos fracasos, ninguno de los dos partidos corrigió sus errores sustantivos y, por el contrario, han persistido con ceguera o cinismo defendiendo sus políticas antipopulares. El resultado objetivo de ese empecinamiento suicida es que Arena no pasa del 20 % del respaldo popular, y que el Fmln se haya derrumbado hasta un 5 %.
Pero hay más: el ejercicio de una política antipopular solo es posible si se apoya en altos niveles de ilegitimidad, ilegalidad y de corrupción, porque su base fundamental es la negación del interés mayoritario y, por tanto, de la democracia y del Estado de derecho. Toda política objetivamente antipopular es violatoria de la Constitución.
El problema es que para que esas violaciones constitucionales no solo puedan generarse sino que, además, queden en la impunidad, es imprescindible orquestar toda una trama institucional de corrupción que es con la que se paga a los funcionarios que cometen los delitos de prevaricación, actos arbitrarios y, en general, no cumplir ni hacer cumplir la ley como lo juraron en vano.
Es esta realidad lo que ha puesto en crisis terminal al régimen surgido de los Acuerdos de Paz, y cuyos principales pilares son Arena y el FMLN precisamente; es esta realidad la que ha provocado la emergencia de un liderazgo alterno: Nayib Bukele, y de un movimiento vigoroso: Nuevas Ideas, que ya alcanzan el 60 % de las preferencias populares.
El cambio político que supone esta emergencia, amenaza los intereses de los poderes fácticos y de las cúpulas partidarias tradicionales a su servicio. Es por eso que esos poderes y esas cúpulas, incluyendo al FMLN, y al funcionariado corrupto que les cuida las espaldas, han pactado una perversa alianza contra el pueblo destinada a bloquear su explícita aspiración al cambio político.
Pero cuando los de arriba ya no pueden y los de abajo ya no quieren, como es el caso en nuestro país, ese cambio político es inevitable, y quienes hayan violado la ley para intentar impedirlo, cometiendo flagrantes delitos, serán irremisiblemente juzgados en los Tribunales y tendrán que pagar con cárcel sus culpas.