Cien años de arte en el Teatro Nacional

Por Redacción UH

De las cenizas de madera y lámina del primer Teatro Nacional de la capital, se erigió una de las joyas arquitectónicas más simbólicas de El Salvador. Ubicada en el Centro Histórico, sus muros guardan historias de fantasmas, de amores, personalidades únicas y creaciones artísticas.

En la Calle Delgado y Avenida Monseñor Romero, frente a la Plaza Morazán, en el corazón del Centro Histórico de San Salvador, en la misma ubicación del primero, se construyó el segundo Teatro Nacional, que este 1 de marzo cumple 100 años.

Fue durante la administración del presidente Manuel Enrique Araujo cuando se dio su construcción, desde la concesión hasta la inauguración, llevó siete años, de 1910 a 1917.

En sus 100 años de historia, el Teatro parió alguno de los exponentes más destacados en las artes de El Salvador, así como ha sido uno de los escenarios donde se han presentado personalidades nacionales e internacionales.

El Teatro tiene tres salas: la Gran Sala, con destinada a espectáculos profesionales de gran formato como conciertos, y  festivales, entre otros. Cuenta con 550  butacas; la Pequeña Sala, para espectáculos de pequeño formato, como monólogos, títeres, danza y música, entre otras actividades artístico cultural, cuenta con 86 butacas; y la Sala de Cámara, ideal para recitales de piano, guitarra, lecturas dramáticas, poesía, conversatorios, foros y talleres, cuenta con 90  sillas.

Sus escenarios pueden contar historias únicas, desde la creación de la Compañía Nacional de Teatro, la Orquesta Sinfónica, la Fundación Ballet de El Salvador, el Teatro Hamlet, hasta las actuaciones de Mario Moreno Cantinflas y Pedro Infante.

A lo largo de sus 100 años ha sufrido tres cierres importantes, el primero fue a a causa del rugido del Volcán de San Salvador en junio de 1917, cuando recién se había inaugurado. La segunda vez fue entre los años de 1976 a 1978, cuando el Teatro sufrió grandes modificaciones debido a que durante su etapa como sala de cines, desde 1966 hasta 1976, sufrió deterioros significativos. La última vez fue durante el terremoto de 2001, que sacudió toda la nación.

Según el director del recinto cultural, Tito Murcia, el teatro ha tenido una evolución en cuanto a su público que llama la atención, recordó que en un principio el Teatro estaba destinado solamente a clase alta, pero que poco a poco se fue convirtiendo en un lugar inclusivo donde pudieran llegar personas de todos los estratos sociales.

«El Teatro es de todos los salvadoreños», afirmó Murcia. Sus muros albergan susurros de cada uno de los salvadoreños, guardan historias, pero como toda buena historia se debe escuchar en persona.

No hay duda que el Teatro Nacional ha experimentado diferentes épocas en sus 100 años de historia, pero siempre ha sido una de las principales joyas arquitectónicas que El Salvador puede presumir a nivel mundial