El efecto que está teniendo el COVID-19 sobre la economía mundial no tiene precedentes. Después de los miles de infectados y personas fallecidas, lo otro que lamentaremos por largo tiempo serán los millones de empleos perdidos, emprendimientos cerrados y empresas en la quiebra.
En El Salvador, el impacto será el equivalente a los primeros años de la Guerra Civil de los 80, cuando se destruyó toda la infraestructura productiva del país. Y en el mundo, según el BID, la catástrofe podría alcanzar a la Gran Depresión del siglo pasado. Así de severo.
Pero no todo está perdido, y aunque el escenario pareciera ser apocalíptico, se han presentado muchas oportunidades por las crisis del Coronovarius que debemos de aprovecharlas como país:
– La repentina “tecnologización” de miles de empresas.
– La consolidación de las redes sociales como fuente primaria de información.
– La asunción del “comercio electrónico” como principal canal de venta.
– La apuesta por nuevas industrias y mejores empleos.
El coronavirus ha tenido más éxito obligando a tecnificarse a miles de empresas que se resistían en hacerlo. Muchas de esas empresas no van a sobrevivir a la crisis, porque se negaron a adoptar la Cultura Digital cuando tuvieron tiempo de hacerlo, y muchas de las empresas que creyeron en adoptar herramientas tecnológicas van a sobrevivir y, posiblemente, mejor adaptadas a un entorno más adverso, van a tener oportunidades de consolidarse y crecer.
Durante más de 10 años prediqué sobre la importancia del Comercio Electrónico y lo que escuché fueron muchísimas excusas para no hacerlo: que la logística, que no habían suficiente mercado con tarjeta de crédito, que al salvadoreño le gusta ver lo que compra. Si esas empresas hubieran emprendido el comercio electrónico hace un par de años al menos, muchas de ellas hubieran logrado mantener operaciones durante estos días. Pero no lo hicieron. Y ahora lo que hay es muchos locales con rentas altísimas cerradas, personal encerrado en sus casas pero desembolsando planillas.
Ahí está el almacén más grande y reconocido del país tratando de repartir en línea. Pero no dan abasto y lo que tienen ahora son miles de clientes insatisfechos. Hace años ese almacén tuvo que haber cambiado su estrategia de estar manteniendo sucursales en toda la región, en lujosos centros comerciales, a tratar de ser el Amazon regional. Aún es tiempo.
Cuántos call center pudieron tener un verdadero plan de contigencia con trabajo remoto desde la casa pero se opusieron, porque su plan para toda la vida fue el de tener personal marcando tarjeta.
Otra oportunidad es que por fin podemos dejar la reunionitis atrás. Cuántas llegadas tardes, horas perdidas en el tráfico, galones de gasolina quemados, todo porque no podemos bajar una app de video conferencias.
Zoom reportó que ha pasado de tener 10 millones de reuniones simultáneas en diciembre y 100 días después ha llegado a 200 millones. Es decir, durante el año pudimos haber evitado esto, especialmente la Cultura Gubernamental que hemos heredado, tan dada a desperdiciar el tiempo en burocracias. Hay que apostar por desperdiciar miles de horas hombre en el bus o en el carro y transformarlas en horas productivas.
Y, finalmente, hay que apostar por nuevas industrias o reconvertir algunas de las que hay. Este país heredó una mentalidad del “salvadoreño trabajador” destinado a trabajar en maquilas. Este es un modelo que sólo beneficia a unos pocos, en la práctica ese trabajo no es nada más que largas horas con esfuerzos físicos agotadores y malas pagas. Esa «cultura de maquila» podría ser positiva y tener un impacto considerable si apostamos por tener granjas de creación de apps, de productos de desarrollo web, de atención en línea, etc.
Las posibilidades son ilimitadas. Por ejemplo, porqué seguir apostando por el café después de un siglo haciendo lo mismo, cuando ya el mercado internacional no es favorable para nuestros cultivos. Seguimos viviendo de viejas glorias cuando podemos apostar por nuevos cultivos que están dejando millones de dólares en ganancia: como la Cannabis para uso medicinal.
El mercado mundial del Cannabis Medicina tendrá un valor en 2025 de 75 mil millones de dólares, porque ya se está legalizando en todo el mundo. ¿Porqué El Salvador no puede cambiar el café por el Cannabis si tenemos miles de manzanas ociosas, un clima privilegiado y excelentes tierras volcánicas y generar miles de empleos de calidad sólo por mantener un tabú injustificado?
Como dijo atinadamente el Ministro de Hacienda, “El Salvador no tiene oro ni petróleo, pero tiene el factor más importante: NUESTRA GENTE, trabajadora y luchadora”. Por lo tanto, sería un error aspirar a estar feliz con regresar a las cifras antes de la crisis, eso sería apostar por la mediocridad.
Nuestra apuesta es ver esto como una oportunidad para transformarnos radicalmente como país y aspirar ser el Singapur de Latinoamérica, pequeños y sin recursos pero con bonanza económica. Y la única manera es creyendo que El Salvador debe de apostar por nuestras industrias después de esta crisis. Esto, a pesar del enorme dolor, es una oportunidad, no la desaprovechemos.