Un total de 250 mil pruebas de detección del COVID-19, valoradas en $1,9 millones, se encuentran arruinadas en una bodega hondureña, luego de que fueran abandonadas por las autoridades del país.
Estos kits fueron de las primeras adquisiciones del gobierno hondureño en el marco de la pandemia, pero luego de asegurar que eran «incompatibles» a los equipos que manejaba el país centroamericano.
Luego de que las autoridades almacenaran en lugares incorrectos y a temperaturas inadecuadas, dichas pruebas se vieron estropeadas por la irresponsabilidad con las que fueron tratadas.