Estimado director técnico, Ramón Enrique Maradiaga Chávez, como uno de los 6.4 millones de aficionados que tiene nuestra selección, tengo un mensaje muy claro que le deseo expresar.
Quizás como hondureño que es, nunca entenderá la pasión que nosotros tenemos como salvadoreños de ver ondear nuestra bandera, de escuchar nuestro himno, de ver jugar a nuestra selección. De aquel sentimiento de ir al Cuscatlán a corear el himno que nos llena de entusiasmo. De ver que sobre nuestros cielos de purpura y oro, se encuentra una afición que quizás no sea las más grande, ni la más perfecta, pero que sí le apasiona el azul de esa camiseta.
Creo que sí nos ponemos a criticar todas las razones que existen del porqué nuestro equipo no gana, tendríamos una innumerable cantidad de excusas: que jugadores, que la Fesfut, que viáticos, patrocinios… y cientos más. Pero señor Maradiaga, bienvenido a El Salvador. No sé cómo es en sus tierras, pero acá con poco, los salvadoreños hacemos mucho.
Un salvadoreño adonde ve un sueño, emprende una idea. Adonde hay una familia, hay un padre que se rebusca por llevarles la comida. Nosotros si podemos hacer con poco, mucho. No entiendo ¿por qué ustedes no?
A la madre de la panadería si no vende en el día de trabajo no le pagan, al padre que no termina la obra, no le cancelan el día, y si nosotros como salvadoreños, no hacemos nuestro trabajo nos despiden de nuestro trabajo. ¿Qué de especial tienen ustedes que no pueden dar resultados?
Estimado, Ramón Enrique Maradiaga Chávez, siéntase presionado, que si este día no gana, o por lo menos no vemos que el equipo le ponga corazón a cada jugada, la misma afición va a pedir su renuncia.
Porque entiéndalo, esto no es por los 3 puntos, es porque a México no le permitiremos pisotear nuestro orgullo, y menos en nuestro coloso de Monserrat.
Y a los jugadores, suden la camiseta, peleen cada pelota como si fuera la última de sus vidas, olvídense de los miles que ganan a diario y disfruten este hermoso deporte, tienen a sus espaldas 6.4 millones de directores técnicos alentándolos, exigiéndoles, esforzándolos a dar el máximo en cada partido. Confiamos en sus habilidades y cualidades personales y en conjunto, solo hace falta que lo demuestren con pasión y lucha.
Atentamente, un aficionado que se aburrió que la Selecta no gane pero que siempre la apoyará.