Con el paso de los años, el mundo ha sido testigo de la importancia de la detección temprana del cáncer, ya que se convierte en un factor crucial en la lucha contra esta enfermedad.
Según el Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos, la detección temprana del cáncer es crucial, pues encontrar la enfermedad en sus etapas iniciales la hace mucho más tratable, además de reducir la necesidad de tratamientos más agresivos y costosos.
Los métodos de detección son variables y dependen del tipo de cáncer y de otros factores que competen a la individualidad de cada paciente. El cribado, es una de las técnicas más comunes de detección temprana, esta implica realizar pruebas en personas asintomáticas para identificar signos tempranos de cáncer; dentro de estas pruebas se incluyen las mamografías en el caso del cáncer de mama, las pruebas de detección de sangre oculta en heces para el cáncer colorrectal y las pruebas del papanicolau en el caso del cáncer de cuello uterino.
Además de los exámenes que pueden realizarse los pacientes, también es necesario que se realicen campañas de concientización y educación sobre la importancia de los exámenes de detección y cómo pueden desempeñar un papel crucial en la promoción de salud y la prevención del cáncer.
La detección temprana del cáncer es una de las herramientas más poderosas que combinada con el resto de las estrategias, puede mejorar de forma significativa la tasa de supervivencia y la calidad de vida de los pacientes con cáncer, para lo cual se requiere que tanto los sistemas de salud como la comunidad en general trabajen de manera conjunta priorizando la atención médica.