En los primeros 100 días de Donald Trump en la Casa Blanca, la relación de Estados Unidos con el resto del mundo tuvo varios cambios significativos que hicieron que el planeta esté pendiente de ellos, según un reportaje especial de la BBC.
Los asuntos internos tampoco escaparon a las modificaciones, aunque algunos aspectos apenas son visibles otros generaron una polarización nacional.
Tensiones nucleares
Si bien también hubo roces con China, Japón y Corea del Sur, la principal tensión se centra en Corea del Norte ante el desarrollo de sus propias armas nucleares.
La presidencia de Donald Trump se enfrenta a la tarea de frenar ese plan, algo que esquivaron sus antecesores en el gobierno, una política que se denominó «paciencia estratégica».
La administración de Trump decidió terminar con esa política y envío una armada de buques de guerra hacia la península coreana elevando el espectro de la acción militar.
También anunció que profundizará las sanciones económicas contra Corea del Norte.
Corea del Norte respondió desafiante amenazando con pruebas de misiles «semanales», ejercicios militares con submarinos y aviones, y advirtió sobre una «guerra total».
El siguiente paso es desconocido, pero los primeros intentos de este impredecible presidente para enfrentar el estado más impredecible del mundo ya encendió una chispa de tensión que es probable siga vigente.
Uso de la fuerza
El presidente Barack Obama, cuando fue elegido, pretendía poner fin a las guerras estadounidenses en Irak y Afganistán, y era extremadamente reacio a involucrarse en otro conflicto en el Medio Oriente.
Si bien en un principio Donald Trump se había opuesto a la acción militar estadounidense en Siria, en abril ordenó ataques de misiles contra una base aérea del gobierno sirio.
Trump dijo que el ataque con armas químicas del que culpa al gobierno sirio había cambiado su actitud. «Ese ataque a los niños tuvo un gran impacto en mí», afirmó.
El disparo de misiles fue la primera vez que Estados Unidos atacó directamente al régimen sirio desde que comenzó el conflicto y se consideró como un profundo cambio de política exterior.
Y sólo pasaron días hasta que Trump volvió a usar sus músculos militares para golpear a los militantes del autodenominado Estado Islámico en Afganistán con un arma conocida como la «madre de todas las bombas», o MOAB, que nunca antes había sido utilizada por EE.UU.
Y con un mayor gasto de defensa estadounidense sobre la mesa, Estados Unidos parece, por lo menos por ahora, haber tomado un papel más contundente en los conflictos extranjeros.
Comercio
Con sus políticas comerciales, Donald Trump se ha embarcado en lograr el mayor cambio en décadas en la forma en que Estados Unidos hace negocios con el resto del mundo.
Amenazó con deshacer una serie de acuerdos de libre comercio ya existentes, incluido el Tratado de Libre Comercio de América del Norte entre Estados Unidos, Canadá y México (NAFTA, por sus siglas en inglés), a quien culpa por las pérdidas de empleos.
Incluso sugirió retirar a Estados Unidos de la Organización Mundial del Comercio y amenazó a los fabricantes de automóviles con un arancel del 35% a los bienes fabricados en México.
Pero en concreto, en su primer día en el cargo, Trump firmó la orden ejecutiva para abandonar la Asociación Transpacífica (TPP), un acuerdo comercial de 12 naciones negociado por Obama y que representa el 40% de la producción económica mundial.
Aunque el acuerdo aún no fue ratificado por un Congreso dividido al respecto.
También puso el foco en el programa de visas de trabajadores extranjeros en el país ordenando revisiones al otorgamiento de permisos.
La estrategia detrás de esta política comercial es crear empleos en Estados Unidos, cerrar el déficit comercial y obtener «buenos contratos» para los estadounidenses.